MasterChef 10: “Esto no es un show, es el reflejo de una cocina profesional”

Aunque parezca increíble, así arrancaba esta edición de MasterChef en palabras del propio Jordi Cruz. Y con solo tres semanas de programa hay ya tantos momentos para llevarle la contraria que parece un gag.

Empezando ya por la selección de los concursantes de esta edición aniversario. ¿En serio pretenden que nos creamos que unas ex novias se han encontrado por casualidad en el casting del programa? ¿Y que, casualmente, las dos hayan sido seleccionadas para participar? Lo único que justifica su elección es que ambas, y especialmente María Lo, son muy buenas en la cocina. El resto, bueno, lo de siempre: no olvidemos que esto es televisión.

Y por eso tampoco pueden faltar las dosis de sensacionalismo al más puro estilo Diario de Patricia. Sin ir más lejos, en el programa de la semana pasada, mientras Adrián intentaba cocinar algo en el caos que era su equipo de exteriores, Pepe se acercó a las brasas y se puso a hurgar en la vida de Adrián.

Que si perdiste a tu padre, que si la relación no era buena, que si era un barrio chungo, y así hasta sacarle que el padre bebía y que su infancia no había sido precisamente dulce. Eso sí, después de dejarle “desnudo”, la frase de rigor: “Tu tienes las llaves de mi casa y de mi restaurante para lo que quieras”. ¡Benditas obras de caridad!

Y hablando de obras de caridad, obviamente, y como ya viene siendo habitual, en esta edición también tienen su propio proyecto personal de reinserción: David, con un pasado lleno de adicciones y porno, y que pese a que el plato que presentó en la selección no estaba a la altura, la historia es suficientemente jugosa como para darle el pase.

Estamos expectantes para ver cómo intentan sacarle todo el jugo a su pasado. De momento, en cada programa hacen mención a su “complicada vida”, pero aún no se han puesto con él a pico y pila de verdad. Repetimos, expectantes estamos…

Y como no todo van a ser desgracias, ya se encarga Samantha de la “sección rosa”, como ella dice. Segundo programa y ya estaban buscando parejas entre los concursantes. Como Teresa y María mucho juego no les están dando, pues a por Jokin y Eva. Que como todo el mundo sabe, sin amor no se puede cocinar.

Pero si ha habido hasta ahora un momento en el que ha quedado claro que aquí se viene a todo antes que a cocinar, ese ha sido el momento León como gamba 2.0 Lo de Luismi y su “gato acostado el 2 de mayo” es sencillamente increíble.

Su plato y el teatrillo del jurado “esto es una burla”, “tienes menos conocimiento que una liebre de 2 meses”, “no sé qué haces aquí”… De todas las cosas que se dijeron en esa valoración, hay una que define perfectamente la situación, y salió de la boca de Pepe: “El fracaso es nuestro”.

Solo que no se trata bien bien de un fracaso, sino que, una vez más, estamos ante una decisión bien meditada. Viendo a Luismi en el primer programa, el día de la selección, nadie puede creerse que haya pasado todos los duros castings que, se supone, pasan todos los concursantes antes de llegar a ese día.

Sin embargo, “culito caramelo” tiene ese gancho que todo el que haya hecho tele sabe que funciona, esa mezcla de infantilidad, de adulto naif y entrañable, que además es resultón y divertido. Alguien capaz de hacer creíble a ojos del espectador que se puede empeorar el peor plato que se ha hecho en la historia del programa y, además, intentar justificarlo como si realmente se creyera que esas dos bolas de patata rellena tienen una explicación culinaria.

Bravo por la dirección del programa, bravo por los jueces, sí, el fracaso éxito es vuestro. Sin quitarle mérito a Luismi porque, de verdad, hay que ser muy bueno para mantener la pose. Le auguramos un interesante futuro lejos del parque de bomberos, eso sí, en los escenarios más que en las cocinas.