‘Gold Bunny’: la historia del conejo de chocolate de ‘Lindt’ (que ‘Lidl’ copiaba, según un juez)

Si estar hablando de turrones y Navidad en octubre ya nos parece raro -y eso que cada año pasa lo mismo-, los titulares de estos días sobre conejos de chocolate de Pascua son todavía más surrealistas. La culpa es de Lindt o, mejor dicho, de Lidl. Al menos si hacemos caso a la reciente sentencia que obliga a la cadena de supermercados a dejar de vender y destruir sus conejos de chocolate, por lo visto inspirados más de la cuenta en los de la marca chocolatera suiza.

Un nuevo frente judicial para Lidl que todavía arrastra lo de su Thermomix, y que ahora se mete en temas chocolateros. Veremos cómo evoluciona este caso, si hay recurso o si realmente no volveremos a ver los conejos de chocolate de marca Favorina en los lineales del supermercado. Saber que el chocolate se reaprovechará aunque se destruyan estas figuras la verdad es que nos ha dejado más tranquilos.

Más allá de copias, homenajes y sentencias, el caso nos ha hecho preguntarnos si realmente se puede patentar algo tan aparentemente sencillo y común como la representación de un conejo hecho con chocolate. Al parecer -apunta la sentencia-, el problema es que el producto que vendía Lidl podría llevar a confundir a los consumidores, dados los parecidos a primera vista.

El caso es que la relación de Lindt con este conejo de chocolate se remonta unas cuantas décadas, hasta ser uno de los productos más simbólicos de la firma chocolatera. Según la historia que ellos mismos cuentan, el Gold Bunny -así se llama el famoso conejito de chocolate- fue creado en 1952 por Rodolphe Lindt.

Quienes prefieran la parte más bonita de la historia, cuenta la leyenda que el día de Pascua la hija del maestro chocolatero de Lindt vio un conejo en el jardín, pero al salir a verlo ya no estaba. Para que no estuviera triste, fundió chocolate y creo una figura con la forma de un conejo que acabó siendo una tradición de esa casa.

El envoltorio dorado y el lazo rojo son las señas de identidad de este conejo que no tardó en hacerse popular por toda Europa, empezando por Alemania. De todos modos, y siempre según la versión de la marca, el Gold Bunny no comienza a venderse en Suiza y Austria hasta 1994. Después salta a Reino Unido y Estados Unidos (1996), después Australia y ya a partir del año 2000 a Rusia, Asia…

Si alguien tiene curiosidad por saber cómo se fabrican, Lindt también tiene un vídeo dedicado al asunto. ¿Y cuántos se venden? Unos 150 millones de estos Gold Bunny, que llegan a 50 países de todo el mundo. Vista la importancia y el volumen, posiblemente ahora se entiende mejor cómo un simple conejo de chocolate ha llevado a los tribunales a dos grandes empresas.

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