Es la gran favorita para los Oscars y, salvo sorpresas, todo parece indicar que La La Land arrasará en el reparto de premios del próximo domingo por la noche, ya de madrugada en España. Para la mayoría, un bonito musical y una historia para derretirse con Emma Stone y Ryan Gosling a ritmo de piano y mucho bailoteo. Para otros, exceso de azúcar y tanta publicidad e histeria alrededor de la película que da pereza verla y arriesgarse a una decepción.
Pero no vamos a hablar de cine, ni de nuestra quiniela para los Oscars ni, tranquilos, hay spoilers a la vista. Sólo queremos intentar arrojar algo de luz en una duda gastronómica que nos inquieta. En realidad dos.
¿Por qué el protagonista se pone a freír con su mejor traje sin usar un delantal por si le salta? ¿De verdad alguien haría eso en su casa mientras le da la vuelta a lo que sea que tiene en la sartén? Con un rebozado tan perfecto, eso sí, que ni Ferran Adrià haciendo un cachopo.
Posiblemente no, pero es verdad que ni somos Ryan Gosling -poniendo cara de Ryan Gosling todo el rato- ni nos quedan así de bien los trajes. Tampoco bailamos como él ni aprendemos a tocar el piano para que no nos tenga que doblar nadie, cierto. Por suerte, el curriculum de Mister Perfecto -lease con tono de envidia- parece que no es completo, y la cocina no figura en su interminable lista de dones.
Al menos eso es lo que insinúan por aquí, aunque hace un tiempo medio planeta suspiraba de amor cuando se supo que él se ocupaba de la compra y la cocina mientras su pareja, Eva Mendes, estaba embarazada. ¿Ah, sólo cuando está embarazada? Muy bonito Gosling, muy bonito.
Pero volviendo a los momentos gastronómicos de La La Land en los que Sebastian -así se llama el personaje del muchacho- ejerce de cocinillas, hay una escena realmente inquietante. ¿Qué demonios es eso que está preparando en el horno y que, por lo visto, se le quema montando la clásica humareda de cine?
Puede parecer un detalle trivial, pero nos consta que no somos los únicos que salimos de la sala con esta duda. De hecho, el momento tiene hasta su propio GIF, en el que un atribulado Gosling saca del horno una cosa extraña y con muy mala pinta, aunque no parece que esté quemada.
¿Una tarta? Esa parece la teoría más lógica, aunque por el tamaño cabe suponer que era parte del catering para todo el equipo de rodaje y no el postre de una cena para dos. Ryan Gosling, ¿eres de esos que pasa de las medidas de las recetas y haces todo a ojo?
Pero dando por bueno que se trata de un descomunal bizcocho, la pregunta del millón es por qué tiene la decoración de la tarta ya puesta. ¿Fondant, nata, crema o lo que sea, e incluso cositas de colores por encima, antes de hornear? ¿En serio? ¿Meses de clases de piano y baile para poder dar el pego y nadie le avisa al pobre Ryan que el tema no funciona así?
Si al final no gana el Oscar, ya sabemos por qué es. ¡Y sácate la mano del bolsillo para cocinar!
ME LA SUDA!!!! La película es mala como un demonio….
Realmente es poco importante, un detalle sin más, además, a él no le importa manchar de ‘nada’ su traje impoluto :). La cuestión es que la película te hace salir del cine con una buena sensación brutal, además de tener una BSO impresionante.
https://hemosvisto.blogspot.com/2017/01/la-la-land-la-ciudad-de-las-estrellas.html
El que dice que la peli es mala como un demonio no la ha visto ni de coña.
En cuanto a qué cocina, a mí en esa escena cuando la vi me inspiró un soufflé, no sé por qué…