‘Con las manos en la masa’, un homenaje a la gastrotele viejuna

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Mucho hablar de viejunismo gastronómico, mucha broma con los concursos sobre el tema, pero entre tanto cóctel de gambas y tanto pijama aún nadie ha levantado la voz para recuperar un mito de la televisión y la cocina española.

Por imposible que pueda parecer, había vida antes de que Arguiñano aterrizase en un plató y se convirtiera en el cocinero mediático de España. Hablamos de la época en que TVE no tenía competencia y los audímetros no eran dios. En esa época EL programa de cocina era Con las manos en la masa, y su estrella Elena Santonja.

Y ahora que ya estáis todos canturreando la conocida sintonía de este programa y habéis entrado en un estado de nostalgia profunda, es momento de hablar  de este mítico programa de cocina. Claro que es posible que a otros les suene a chino, aunque les parezca reconocer de algo esa voz…

Efectivamente, es Joaquín Sabina, que en aquella época, y con la voz un poco menos castigada, aparecía semanalmente en la televisión pública cantando aquello de «niña, no quiero platos finos, vengo del trabajo y no me apetece pato chino, a ver si me aliñas un gazpacho con su ajo y su pepino. Toda una oda al reparto de tareas en el hogar.

Más allá de la sintonía, el programa lo dirigía y presentaba una carismática y entrañable señora: Elena Santonja. Curiosamente Santonja no era cocinera profesional, pero su soltura para cocinar y entrevistar al mismo tiempo era encomiable. Y tenía mucho mérito cocinar bien con placas eléctricas pre-vitrocerámica, de las que se mojaban y, con suerte, se te llenaba la cocina de humo, cuando no saltaban los plomos.

En los 8 años que duró el programa pasaron por allí multitud de personajes, porque Santonja no cocinaba sola, lo hacía siempre con un invitado. La lista es larga y variopinta, de Paco Clavel a Vázquez Montalban, de Torrebruno a Matías Prats (padre).

Fernando Fernán Gómez fue a cocinar unas “lentejas con casi nada”, puro plato de posguerra, pero con alegría. Un programa montado entorno a una no-receta, como es cocer unas lentejas.

Un jovencísmo Miguel Bosé demostró sus dotes culinarias con un plato de arroz con mucho whisky. Debe ser que por aquel entonces no había descubierto el café.

Massiel, en cambio, solo tocaba el alcohol antes de cocinar, con una copa de cava. Pero mientras estaba de servicio, ni una gota para el rollo de carne. Por cierto, la receta merece un premio de comida viejuna.

Sara Montiel aparecía divina en su estudiado papel de antidiva de orígenes humildes, cocinando y comiendo a navaja unas gachas manchegas.

Aunque el summum del viejunismo es la unión de Con las manos en la masa y Simone Ortega. Un respeto.

La lista de programas disponibles en la web de TVE es suficientemente amplia como para quedarse enganchado constatando los estragos del paso del tiempo, reviviendo momentos televisivos y pintas ochenteras, entre vajillas y baterías que ahora son vintage.

Por cierto, el programa terminó abruptamente en 1991 después de un pequeño problema con la publicidad del espacio, al estilo de Manuel Torreiglesias. Elena Santoja desapareció de las pantallas y su sucesor fue un joven Karlos Arguiñano. Pero esa ya es otra historia.

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