Sano, rápido, rico y suficientemente colorido y atractivo como para que, incluso quienes tuercen el morro al oír hablar de verduras, tengan ganas de hincarle el diente. Así es esta receta, que cumple los requisitos habituales de esta casa y bate un nuevo récord en lo que a sencillez se refiere.
Además, es adaptable a casi cualquier época, simplemente usando las verduras y hortalizas que estén de temporada y bien de precio en el mercado. No obstante, hay que reconocer que las zanahorias quedan especialmente bien, dándole ese tono dulce y sabroso que, combinado con la sala, hace que se conviertan en una delicia.
¿Todavía hace fresco? Este plato caliente sirve perfectamente como guarnición, pero también como aperitivo -un picoteo de lo más sano y atractivo- o plato principal si lo acompañamos, por ejemplo, de algún cereal. ¿Demasiado calor como para pensar en comida al horno? Igual todavía es pronto para empezar con los sofocos, pero la buena noticia es que estas verduras braceadas también están estupendas frías.
Ingredientes
- 4 zanahorias de tamaño mediano
- 2 calabacines
- Aceite de oliva virgen extra
- Queso feta
- 1 lima
- Cilantro

Preparación
Como decíamos, podemos usar las verduras que nos apetezca, pero con zanahoria y calabacín queda muy bien. Lavamos bien las zanahorias -no hace falta pelarlas- y los calabacines, y estos los cortamos en 4, en forma de bastones alargados y no muy gruesos. También podemos dejar la piel.
Ponemos a precalentar el horno a 200 grados y colocamos las verduras en una bandeja sobre un papel de hornear. El tiempo variará según el tipo de verdura y el grosor, pero para hacerse una idea, usando los cortes que se ven en las imágenes, unos 20-30 minutos serán suficientes. Pasados 15 minutos, por ejemplo, podemos comprobar cómo están y aprovechar para darles la vuelta.

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