¿Cuánto cuesta un café en la recién inaugurada cafetería Ziferblat en Shoreditch, el barrio más hipster de Londres? Nada. ¿Y un té? ¿Y unas galletas? Exactamente lo mismo. Aquí todo es gratis. Excepto el tiempo. Concretamente hay que pagar 3 peniques por minuto, lo que significa que pasarse una hora en este curioso local sale a 1,8 libras, unos 2,15 euros.
La idea viene de Rusia, de donde es originaria esta cadena de cafeterías que hace unas semanas abrió su primer local en la capital inglesa y ya se ha convertido en el tema de moda en los medios. De allí y de aquí, que traducen estupendamente. Situada en el 388 de Old Street, sus promotores lo definen más como una especie de club social o punto de reunión donde cada uno entra, coge su reloj –vintage, of course– se sirve, pasa un rato y paga al salir según el tiempo consumido.
Además de darle a la barra libre de galletas, cafés y tés, también hay una cocina disponible por si alguien se anima a preparar algo. Como un txoko, pero en moderno, estarán pensando algunos. Recoger y limpiar las tazas y platos no es obligatorio -comentan los responsables- pero por lo visto es bastante habitual que los clientes lo hagan.
Aunque todo puede sonar bastante extraño si se piensa en este espacio como una cafetería al uso, en realidad el enfoque más correcto sería pensar en uno de esos espacios de coworking cada vez más populares también en España. Además, si algunas cafeterías se están convirtiendo en la oficina temporal e improvisada para muchos -ya existe el término coffice y todo- no parece que este modelo sea una locura.
¿Triunfaría una idea así por aquí o el tópico mediterráneo se impondría y habría récord por ver quién es capaz de engullir más galletas y tomarse más cafés en menos minutos? En cualquier caso, seguro que más de uno ya está pensando en este modelo de negocio como la estrategia perfecta para librarse de esos que se pasan 3 horas con un cortado atrincherados en una mesa.