Vuelve la yogurtera: el yogur casero se pone de moda

Cualquiera que supere los 30, seguro que recuerda haber visto por casa alguna de esas yogurteras. Normalmente redondas y con espacio para 7 botes de cristal -la nuestra tenía la tapa naranja-, permitían de forma muy sencilla hacer yogur casero usando solo un poco de yogur y leche.

Bastaba con mezclarlo y dejar que el calor del aparato y unas horas hiciera su magia fermentando el contenido de los tarros. Y ya teníamos una decena de yogures a partir de uno solo. Como lo de los panes y los peces, pero en versión láctea y casera.

Lo cierto es que con los años y la llegada de estanterías de los supermercados repletas de yogures de sabores, bifidus y demás, la práctica quedó bastante en desuso. Sí, es posible que en algunas casas se mantuviera, pero la yogurtera está lejos de ser un electrodoméstico habitual en las cocinas españolas desde hace décadas y es más parte del decorado de Cuéntame.

Igual es que ese aparato y lo que significaba -no solo hacer yogur casero, sino hacer yogur barato- nos recordaba lo pobres y antiguos que habíamos sido.

Pero ojo que, como suele decirse, todo vuelve. Al menos en Reino Unido, donde los expertos en ver tendencias aseguran que los yogures caseros se perfilan como un nuevo hit. Y para demostrarlo usan un par de datos que parecen bastante irrefutables: caen las ventas de yogures en los supermercados y suben -y mucho- las de yogurteras.

Por lo visto, ya no son un aparato descolorido escondido en el fondo del armario, sino un electrodoméstico de lo más moderno al que los nuevos foodies y cocinillas miran con curiosidad y cierto respeto.

¿Hace falta una yogurtera para hace yogur? No, pero ya se sabe que nada como un aparato más en la cocina para demostrar nuestra pasión por algo. Por supuesto, Lidl tiene su yogurtera y hay un gran mercado de segunda mano de estos aparatos, tanto de modelos actuales como de los vintage.

Si la historia se repite, es posible que en un tiempo lo que es una moda que despunta en Reino Unido acabe llegando a España. Y puede que en ese momento las yogurteras de madres y abuelas se conviertan en una pieza de culto en las fotos de Instagram. Porque sí, si haces yogur en casa, tienes que contarlo en Instagram, ¿no?

El caso es que la tendencia parece guardar ciertas similitudes con el auge del pan casero que se desató por aquí hace un tiempo y que, pasada la moda, sigue teniendo muchos adeptos. Algunos con panificadora -también las ventas en su momento se dispararon- y muchos otros sin más ayuda que las manos.

Eso sí, posiblemente a día de hoy, lo de hacer yogur en casa ya no sea una cuestión de dinero sino del placer de hacer algo uno mismo, de controlar el proceso o de esa idea de que si lo hacemos nosotros con ingredientes que conocemos será más sano y auténtico que el del supermercado.

Y claro que lo será si lo comparamos con esos yogures con sabor a piña o galletas María que muchas veces no son ni yogures, sino postres lácteos, es decir, sin fermento ni bichitos vivos en cada cucharada.

Pero si se trata de calidad, hay por suerte una oferta cada vez más amplia de yogures en condiciones, bien hechos y muy sabrosos. Y sin sabores, que no tenemos cuatro años y el yogur tiene que saber a eso, a leche fermentada.

Pero vaya, que no seremos nosotros los pinchaglobos de posibles modas que rescaten aquellas entrañables yogurteras y la costumbre de hacer yogures en casa. Todo lo que sea cocinar más nos parece estupendo, aunque el mensaje bio y de volver a las raíces que hay detrás, como siempre, de un poco de risa.

1 COMENTARIO

  1. Aunque parezca una tontería, que no lo es, hacer los yogures en casa evita los residuos de los envases de yogur, de plástico y actualmente en cantidades ingentes.
    Hecho el cálculo, salen aproximadamente al mismo precio que los comprados. No hay ahorro económico, pero sí disminuyen los residuos plásticos.

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