Un sencillo truco para que mejoren tus pizzas caseras

(Foto: Emma García)

Si eres de los que convierte la pizza en todo un ritual, con su prefermento, su masa casera fermentada sin prisas, el horno bien precalentado a todo lo que puede dar de sí o incluso una de esas piedras que ayude con la temperatura, hay un sencillo truco que puede ayudar a subir algunos puntos el resultado final.

Y es que no solo se trata de cuidar la masa y el horneado -dos piezas clave, cierto-, sino también los ingredientes. No entraremos en debates puristas sobre lo que se le puede echar o no a la pizza, si la piña es o no delito, o sobre los mejores tipos de queso.

En muchas casas funciona esa idea de que la pizza puede con todo y casi cualquier cosa que vaya por encima funcionará bien. Vale, jugamos a eso, pero hay un detalle a tener en cuenta que es muy importante: el tomate.

«No uses salsa de tomate, humedecerá la masa y quedará mucho menos rica y crujiente», nos aleccionaba un amigo de esos que convierte la noche de pizza casera familiar en un ritual con una estupenda masa casera -receta de Ibán Yarza, por supuesto- y su horneado potente y muy rápido.

¿Y qué usamos en vez de salsa de tomate? Muy sencillo: passatta. Se trata de un puré de tomate concentrado que se consigue simplemente cocinando tomate triturado mucho tiempo para conseguir que vaya perdiendo el agua y gane en intensidad de sabor y en una textura mucho más espesa y densa que la de la salsa de tomate convencional.

El atajo para conseguir una rica passatta sin tener que estar removiendo horas la cazuela o sartén es tirar de concentrado de tomate, fácil de encontrar en cualquier supermercado. El de Mutti es un clásico que funciona muy bien para las pizzas. Hay que usarlo con moderación, al tratarse de un concentrado, y basta con extender una pequeña cantidad en toda la superficie de la masa de la pizza antes de añadir el resto de ingredientes y hornearlo.

Tan sencillo como eso y el sabor y el crujiente de la masa ganan mucho. ¡Pruébalo!