La pouitine es un plato típico de Quebec basado en ponerle por encima queso cheddar, salsa de carne y casi cualquier otra cosa que se nos ocurra a unas patatas fritas. Aparentemente poco sano pero con una pinta estupenda, es verdad que no se trata de una receta muy conocida a este lado del Atlántico.
Pese a ello, este plato ha protagonizado un nuevo y surrealista capítulo en la lista de alimentos afectados -o boicoteados– como consecuencia del ataque ruso a Ucrania. La razón es tan sencilla como absurda: por lo visto, a algunos lo de poutine les suena parecido a Putin.
Suena a broma, es verdad. No parece un momento adecuado para hacer chistes sobre el asunto, pero costaba creer que algo así pudiera ser real. De hecho, cuando lo leímos en diferentes medios estábamos convencidos de que era una de esas noticas tipo El Mundo Today que había ido circulando por ahí como cierta.
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Pero no. Tal y como ha explicado en sus redes sociales la cadena de restaurantes Maison de la Poutine -con varios locales repartidos por Francia especializados en este plato quebequés- estaban recibiendo insultos y amenazas porque algunos creían que estaban relacionados con Putin.
«Hemos creído necesario aclarar que La Maison de la Poutine no tiene ninguna relación con el régimen ruso y sus dirigentes», apuntan para explicar el origen y la historia de la poutine que les da nombre.
Otra anécdota absurda en medio -en realidad, a muchos kilómetros- de una guerra.
Nos reiamos de los yankies por boicotear la cerveza corona al principio de la pandemia y los franceses son iguales…