Es fácil hacer una larga lista de razones por las que coger un avión y plantarse en Israel y los Territorios Palestinos, por usar una de las muchas denominaciones posibles de la zona. Motivos históricos -han pasado muchas cosas por allá en los últimos milenios-, religiosos, políticos y, por supuesto, gastronómicos.
Nos quedamos con estos últimos así que, nada más aterrizar en Tel Aviv, en la agenda estaba marcado un objetivo muy claro: comer las uvas y al día siguiente (el 1 de enero no es festivo allí) visitar Carmel Market. Un buen plan para estrenar el año.
Y, como hacemos siempre que podemos escaparnos, cámara en mano recorrimos los puestos de este inmenso mercado que abre todos los días excepto los sábados. Y es que en sabbat la mayoría de comercios y servicios cierran, incluso en una ciudad tan progresista como Tel Aviv.
Situado en la calle con el mismo nombre, es verdad que no sorprenderá a quienes estén acostumbrados a los mercados mediterráneos pero, sólo por el ambiente, las especias, los panes, la hierba y la comida que preparan allí mismo, merece la pena dedicar unas cuantas horas del viaje.

Jerusalén esta a poco más de una hora de autobús de Tel Aviv, así que es también visita obligada. Ciudad santa para las tres grandes religiones monoteístas, la parte antigua es uno de los epicentros religiosos e históricos del mundo, con una lista casi interminable de lugares por recorrer (explanada de las mezquitas, iglesia del Santo Sepulcro, muro de las lamentaciones…), más allá de caminar sin rumbo y perderse por las calles de sus barrios árabe, judío, cristiano y armenio.
Pero además de cumplir con las visitas correspondientes y cruzar el muro para visitar Belén en Cisjordania, también reservamos un rato para acercarnos al mercado de Machane Yehuda, el más popular de la ciudad. Bastante más pequeño que el de Tel Aviv, el mejor día para visitarlo es el viernes, cuando mucha gente hace las compras y se aprovisiona para la fiesta del sábado. Pero, pese a ser domingo y tarde, pudimos ver un molino de sésamo en acción y gastar los pocos shekels que quedaban en la cartera en especias para traernos de vuelta.
la gracia es cuando un turista va a Palestina, en un magnifico barrio con sus videoclubs, fotocopiadoras, restaurantes, supermercados, cines etc etc y dice, cuando vamos a llegar a los territorios ocupados ? … el guia contesta, es que ya estamos aqui, son estos… en fin hay mucha ignorancia sobre el tema