Mientras en España crece la burbuja de los shows culinarios en televisión, en Estados Unidos nos llevan años -décadas- de ventaja. Por ejemplo, allí no hay magazine matinal que no cuente con un espacio fijo para el chef de turno. Más o menos como ocurre con la experta en cefalópodos Mariló Montero y su carismático cocinero Sergio Fernández.
Aprovechando el tirón que tienen los cocineros matutinos, Nick Prueher y Joe Pickett de Found Foutage Festival, crearon el personaje de Keith Guerke, un chef con libro propio -y muy práctico- que publicitar Leftovers Right: Making A Winner Of Last Night’s Dinner (Platos preparados con las sobras de la cena de la noche anterior).
El chef Guerke -o sea Nick Prueher- no sólo no tenía ni idea de cocinar sino que hacía gala de ello. A pesar de todo fue a varios programas durante las pasadas Navidades. Entre sus platos estrella hay que destacar un batido absolutamente estrafalario -por no decir directamente asqueroso- o el cono de helado con puré de patatas.
Nada de esto, ni sus salidas de tono, hicieron saltar ninguna alarma. Es posible que con tanta vanguardia culinaria nos parezca posible cualquier tipo de combinación alimentaria. O quizás es que al otro lado del Atlántico (y aquí) si algo sale en televisión automáticamente se considera real. No es descabellado teniendo en cuenta que personas instruidas y con aspiraciones políticas daban fe del buen trabajo en el guión del 23F, por poner un ejemplo televisivo reciente.
El objetivo de toda esta performance era crear una especie de viral y promocionar sus trabajos humorísticos en cintas de VHS. La cocina era tan solo una plataforma. Lo que está claro es que los chicos de Found Foutage Festival no conocen el gran David de Jorge y sus grandiosas guarrindongadas, ahora también con Buenafuente en En el aire. Sus creaciones, estas sí reales y por parte de un profesional como la copa de un pino, podrían haber servido de inspiración para el personaje.
En el universo gastrotelevisivo español, de momento, no se ha colado ningún chef falso, que sepamos. Hay chefs con mucho carácter, cocineros saltarines, humoristas, sexsymbols… y por supuesto el mejor chef del mundo, tan parodiable que incluso a veces parece irreal.