Combinar gastronomía y cultura es uno de esos clásicos que siempre funcionan a la hora de trazar un buen plan para el fin de semana. A veces, tal o cual exposición es sólo una excusa para salir a comer fuera, y otras ocurre justo lo contrario. Pero también es posible armonizar estas dos vertientes con planes como este brunch modernista que descubrimos hace poco.
Desde hace algo más de un año, el Hospital de Sant Pau de Barcelona ha concluido la primera fase de sus obras de remodelación para dejar a un lado su faceta médica -se han trasladado todas las instalaciones al nuevo hospital- y reabrir convertido en el Recinto Modernista de Sant Pau.
Diseñado por Lluís Domènech i Montaner, aunque se comenzó a construir en 1902, la inauguración de las nuevas instalaciones no llegaría hasta 1930. Se trata de una de las obras más conocidas de este estilo, y aunque en Barcelona no es fácil competir con el tirón de Gaudí y su cercana y siempre atestada Sagrada Familia, no es mala idea acercarse por aquí.
Si no ya por la arquitectura, por la interesante historia (de hospital medieval a modernista, y su papel en la Guerra Civil) de uno de los edificios más representativos y, curiosamente, a veces desconocidos de Barcelona. O por sacar unas cuantas fotos, que eso también nos gusta mucho.
¿Y qué tiene que ver todo esto con el prometido desayuno? Junto a la remodelación abrió sus puertas el Café 1902, integrado en el diseño del edificio principal -no hace falta entrar al recinto para acceder a él, por cierto- y que, a su oferta gastronómica, suma un par de propuestas muy interesantes para visitantes y locales que todavía no hayan pasado por el nuevo recinto modernista: un vermut o desayuno combinado con la visita a este espacio.
La opción de desayuno de cuchillo y tenedor -o brunch para los más sofisticados- incluye una ensalada César, unos huevos estrellados con jamón ibérico, y yogur artesano con miel. Todo ello y la bebida (también vino para los más animados), junto a la entrada para hacer la visita por libre, cuesta 20 euros.
Parece un buen plan pero, si somos mas de vermut, también hay esta otra opción: por 16 euros, además del acceso al recinto, podremos finalizar la visita con un estupendo vermut acompañado de patatas bravas, bomba de la Barceloneta, ensaladilla rusa y croquetas de jamón.
Existe además una tercera opción para los más queseros que quieran sumar a su visita una cata de vinos y quesos en el Café 1902. Una selección de quesos artesanos de vaca, oveja y cabra, acompañados de un blanco, un tinto y un cava, que sale por 31 euros, siempre incluyendo el precio de la visita por libre al recinto modernista.
Tanto las entradas normales como estas con la parte gastronómica incluida se pueden comprar por adelantado a través de la web, así que tampoco es una mala opción para un regalo original. O para ocupar un domingo cualquiera. Como éste.
¡Qué sitio tan impresionante! Y los precios son razonables, hasta diría que baratos, teniendo en cuenta los menús y el entorno.
Envidia.
Hola prefiero unos buenos sobaos pasiegos en el sardinero mirando la bahía de de Santander
un saludo gracias
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Guauuuu este sitio me lo pillo para la próxima vez que vaya a Barcelona, qué lujazo¡¡¡