El café expreso perfecto: 25 mililitros de agua a casi 90 grados pasando por 7 gramos de café durante 25 segundos y con una presión de 8,5 bares. Esta es la receta magistral que en la pasada edición del Fòrum Gastronòmic Girona nos desvelaban desde Cafès Cornellà. Si conseguir que en muchos bares y cafeterías lo que hay en la taza se acerque a esta ecuación ya es mucho pedir, en casa es todavía mucho más complicado.
De ahí que muchos expertos cafeteros insistan en defender los sistemas de monodosis como una forma de acercar a los hogares un café expreso bastante decente y con unos resultados estables. No lo decimos nosotros, enamorados del diseño de este modelo Maestria de Nespresso que hemos probado durante un par de semanas -que también-, sino personas mucho más doctas en la materia.
¿Pero qué tiene de especial esta cafetera Maestria fabricada por De’Longhi y que forma parte de la gama alta del sistema Nespresso? De entrada su diseño, en línea con todos los modelos pero con unos acabados en aluminio y un peso (5,2 kilos) que parecen certificar que, en esto de las cafeteras de cápsulas, también hay clases. Algo que se paga. Mejor decirlo cuanto antes para evitar sorpresas a última hora.
Y es que esta Maestria cuesta unos 400 euros. Es decir, más del doble que la mayoría de la gama Nespresso y en línea con algunas cafeteras expreso de gama media, incluidas algunas con sistema automático de molido de café. Sin duda el precio es la única pega que ponerle a una cafetera que por diseño y prestaciones cualquier aspirante a barista doméstico acogería encantado en su casa.
Porque de eso se trata, de jugar a ser baristas e ir más allá del clásico expreso aprovechando el espumador de leche que incorpora. Sin duda, éste es el elemento clave a la hora de marcar diferencias con el resto de cafeteras de esta sistema de cápsulas. Las luces, el soporte para tazas pequeñas a media altura, las dos ruedas par regular la medida del café (desde 25 hasta 130 mililitros) y el sistema de calentamiento rápido (25 segundos)… todo eso está muy bien, pero lo que hace especial a esta Maestria es el espumador y las posibilidades que ofrece para atreverse con capuccinos y demás recetas.
Fabricado en acero inoxidable los detalles están muy bien cuidados. Cuenta con una zona de goma para moverlo sin quemarse tras su uso y una posición para limpiar el circuito de agua antes de usarlo y evitar así que gotas residuales caigan a la leche. Una vez colocado en posición de trabajo (alejándolo de la cafetera) basta con accionar la palanca situada en el lateral y de considerables dimensiones.
En apenas uno segundos está preparado (la luz central deja de parpadear) y la notable presión del sistema (19 bares) permite calentar y espumar la leche de forma muy rápida. ¿Difícil conseguir espuma? En absoluto. Incluso los novatos como nosotros lo hemos conseguido casi al primer intento. Mejor, eso sí, leche cuanto más cremosa mejor -la desnatada lejos- y situar la salida de aire cerca del borde. No tiene más misterio.
Menos de medio minuto será suficiente. Si tenemos público podemos hacer algun malabarismo más y, por ejemplo, golpear la jarra contra una superficie para que la crema suba y las burbujas más pequeñas de la espuma se deshagan. Al menos eso nos han explicado.
La cafetera llega acompañada de un libro con unas cuantas recetas e ideas para preparar cafés creativos -si se nos permite el término-, que también pueden ser consultadas en la web de Nespresso. Aunque todas tienen una pinta estupenda, envalentonados con esto de poder hacer espuma de leche nos hemos animado a inventar nuestro propio café.
Pero antes de ponernos manos a la masa… ¿recomendable esta Maestria? Si el presupuesto alcanza, quienes busquen una cafetera expreso con la comodidad de un sistema de capsulas monodosis -también con sus limitaciones a la hora de salirse de una carta de cafés cerrada, aunque cada vez más amplia- y quieren sacar ese barista que llevan dentro, la Nespresso Maestria es una buena opción. Bonita, cómoda, muy completa pero algo cara. La perfección no existe. O, al menos, no es barata.
Café cubano con espuma de coco
¿Cómo tunear un café para darle un toque exótico y caribeño? Con un poco de ron cubano. Pero como eso ya está inventado hace muchos años hemos querido probar suerte con una espuma de leche de coco.
La idea es muy sencilla. Preparamos un expreso de unos 40 mililitros. Chorrito de ron a gusto del consumidor y a partir de este carajillo de toda la vida, vamos con la espuma de coco.
La leche de coco es complicada de espumar, así que la hemos mezclado con un poco de leche evaporada que, a medio camino entre leche y nata, le da consistencia. Espumamos durante unos segundos hasta conseguir una textura cremosa y con una cuchara cubrimos nuestro café con ron. Para decorar, un poco de canela o, como en nuestro caso, un poco de almendra. Y listo. Ya somos casi unos baristas.