Si hay puristas del tiramisú -que seguro que los hay-, mejor que dejen de leer. Pero quienes interpreten este clásico postre italiano como una base sobre la que introducir variaciones seguro que sienten curiosidad por algo aparentemente tan loco como un tiramisú de alcachofas.
Y es que, por mucho que pueda sorprender, esta verdura -ahora en plena temporada- también tiene su recorrido en el mundo de los dulces. Sin ir más lejos, Disfrutar (dos Estrellas Michelin y noveno mejor restaurante del mundo según 50 Best) incluye una alcachofa con toffee como parte de uno de los postres de su menú degustación. Y la verdad es que está muy buena.
En ese caso el corazón de la alcachofa se llega a ver en el plato, pero en este tiramisú la integración es bastante más sutil, por mucho que el color verde pueda dar alguna pista. Se trata de una receta de Albert Mendiola, cocinero que maneja como pocos esta verdura.
De hecho, tanto en Marimorena -su restaurante de Sant Boi- como en Marimorena BCN -el local en Barcelona- ofrecen ahora mismo un menú degustación que homenajea a la alcachofa con platos tan interesantes como una sopa a base de una infusión realizada con las hojas descartadas de las alcachofas, que luego de deshidratan y se muelen.
Un menú en el que la pasión por la alcachofa de Mendiola -nos cuenta que en temporada gasta hasta 200 kilos semanales del Parc Agrari del Baix Llobregat- llega hasta los postres con este tiramisú.
A partir de planchas de bizcocho de té matcha, es en el relleno donde intervienen los corazones de alcachofa, previamente confitados en almíbar con amaretto. Se cortan en dados, se mezclan con queso mascarpone y crema catalana y se usa esta combinación para intercalar entre las capas de bizcocho.
Con esos ingredientes, no debería ser ninguna sorpresa pero, por si quedaba alguna duda, podemos confirmar que este original tiramisú está muy bueno.
Tiene una pinta espectacular y la combinación con queso mascarpone, tiene que darle un toque de sabor buenísimo a este postre vegano. Si hay algo que me gusta es la cocina artesana, por eso me compré una amasadora hace poco durante el confinamiento. Con ella, no hay receta que se me resista 🙂 Saludos