Casi todas las ciudades tienen su calle de bares y tapas. Es verdad que muchas veces acaban convirtiéndose en ese lugar al que sólo -o sobre todo- van los turistas de paso por allí pero, pese a ello, siempre hay lugares que merece la pena visitar. Así que, tras mucho tiempo sin pasar por Zaragoza, la visita al famoso barrio de El Tubo era obligada.
Sí, no vamos a descubrir nada ni se trata de vender la moto con lugares secretos de esos que sólo conocen los locales. Pero aconsejados por gente que vive allí o conoce muy bien los bares y restaurantes de la ciudad, hemos elaborado una lista con los cinco locales imprescindibles para los que pasen por la ciudad y quieran acertar en su ruta de tapas.
Unos champiñones en El Champi
Nos gustan los sitios que no se complican la vida con el nombre y la especialidad de la casa. ¿Qué tienes buenos? Los champiñones a la plancha. ¿Cómo te llamas? El Champi. No hay confusión posible cuando entras y toca pedir. El pincho es de dos pisos de champiñones, y se sirve entre pan y pan, como si fuera una pequeña hamburguesa. En algunos casos de colores y todo. Acompañados de un Somontano, con un par casi tenemos media comida hecha.
Unas croquetas en Doña Casta
Lo bueno de las calles de tapas es que casi no hay que caminar para saltar de bar en bar. En este caso es literal, porque Doña Casta está enfrente de El Champi. Absolutamente todo el mundo al que preguntamos nos recomendó pasar por allí a probar sus famosas croquetas, así que les hicimos caso. Grandotas (a 2,40 € cada una, eso sí), la variedad de sabores es de lo más exótica, así que se puede repetir unas cuantas veces sin miedo a tener que comer la misma. La de arroz negro con alioli y la de -atención- gallina con chocolate están estupendas, para quienes busquen algo diferente.
Torreznos y tortilla en Bar Circo
Si caminamos sólo 5 minutos llegamos a uno de esos bares que hay que marcar en el mapa para volver muchas veces. Entre otras cosas por sus torreznos y su tortilla -nos chivan que tiene fama de ser de las mejores de Zaragoza-, pero sobre todo porque desde la barra veíamos el ritmo de la cocina, preparando raciones, albóndigas, ensaladilla… Puede parecer una tontería, pero nos gustan los bares y restaurantes en los que se ve y se nota que se cocina. Somos unos clásicos. Según a quien le preguntes te dirá que se llama «Circo» o «El Circo», pero lo importante es que está en la calle Don Jerónimo Blancas, 4.
Unas madejas en La Ternasca
Otro de los más recomendados por los locales. Y nosotros siempre hacemos caso a las recomendaciones, sobre todo si nos hablan de madejas. Un plato que, es cierto, no es apto para todos los paladares. ¿Si los describimos como una especie de piruleta gigante y frita, con tripas e intestinos de cordero (ternasco es como se conoce en Aragón al cordero joven) queda claro? Además de tapear, su carta y menús son muy recomendables -nos aseguran- así que habrá que volver con más tiempo.
Unas albóndigas en Bar Algo Más
Lo suyo son las tapas un poco más elaboradas y con un toque actual, pero también se manejan bien con los clásicos. De hecho, sus albóndigas es otra de esas recomendaciones que nos ha llegado con suficiente insistencia como para tomárnosla muy en serio e incluirlas en esta ruta de imperdibles de la ciudad.
¿Nos hemos dejado alguno? Claro, un montón. Contadnos en los comentarios cuáles son vuestros favoritos y así vamos ampliando la lista.