Una torta de harina de maiz rellena de chistorra, chorizo o lo que nos animemos a colocar dentro. Eso es el talo, un «plato» -en realidad es algo así como una especie de fast food– típico de Euskadi y muy vinculado a fiestas y fechas determinadas, como Santo Tomás (21 de diciembre).
En La Gulateca, como somos muy modernos, hemos decidido darle una vuelta de tuerca estética, reconvirtiéndolo en una pijada digna del más sofisticado de los caterings. ¿Por qué no transformar el talo en un pequeño pintxo de bocado? Y, ya puestos, ¿por qué no darle un aspecto de sushi por aquello de hacer un combinado euskal-oriental capaz de crear tendencias?
La elaboración es idéntica a la del talo de toda la vida. Harina de maiz (no Maizena), agua y un poco de sal. Así de simple.
Las medidas son un poco a ojímetro. Unos 150 gramos de harina permiten obtener un par de talos bastante majos. Se mezcla con un poco de sal en un bol y se va añadiendo agua -templada previamente- hasta obtener una masa de una consistencia similar a la que se ve en la foto. No es muy preciso pero como depende del tipo de harina y del agua no hay quién se atreva a dar medidas exactas.
Hacemos una bola con la masa y la dejamos reposar. A partir de aquí empezamos a saltarnos la cosa tradicional sin demasiados miramientos. Lo suyo sería usar un paño enharinado para dar forma e incluso existe una especie de tabla redonda perfecta para conseguir tortas homogéneas.
Más práctico: sobre una superficie, film transparente y empezamos a aplastar y dar forma al asunto intentando que no se agriete demasiado por los bordes (un clásico). Como queremos una masa lo más fina posible para luego enrollarla en plan sushi, incluso podemos echar mano de un rodillo y estirarla con mucho cuidado.
Cuando estén listas calentamos una plancha y vuelta y vuelta para que se haga un poco por dentro y, sobre todo, que quede dorada y bonita por fuera. ¿Cuánto tiempo? Dependerá de la temperatura y el grosor, pero unos 10 minutos serán más que suficientes.
Aunque en Bizkaia somos más del talo con chorizo a la sidra, esta vez vamos a recurrir a la versión de Gipuzkoa, porque nos viene mucho mejor una chistorra alargada. Importante no ser tacaños a la hora de comprar la chistorra y optar por una de calidad. La verdad es que desde que por aquí probamos la de Euskal txerria que elaboran en Maskarada nos hemos vuelto unos sibaritas.
Un truco para hacerla: colocarla en papel de cocina, dos minutos al microondas y queda perfecta y hasta un poco desengrasada. No es muy ortodoxo pero sí rápido y limpio.
La parte divertida del asunto es convertir el talo en un rollo para después cortarlo en plan sushi. La idea es imitar el proceso del sushi tradicional, recurriendo a una de esas esterillas de bambú que seguramente tenemos por casa y usamos de mantel. Con un poco de maña y paciencia -y tras cargarnos alguno en el intento- puede que quede algo más o menos presentable.
Enrollamos dejando la chistorra en el medio y apretando con la punta de los dedos la masa. Sellarlo es imposible, pero si tiene un par de giros hemos comprobado que aguanta bastante bien. Lo cortamos en trozos pequeños y al plato.
Lo de comerlo con palillos ya lo dejamos como tontería opcional que, en ciertos lugares y tras unas cuentas botellas de sidra, podría ser merecedor de una buena bofetada. Y con razón, además.
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