Es parte del ritual y no suele ser extraño que pille por sorpresa al visitante. Lo de escanciar la sidra es de sobra sabido. Que una vez servida se bebe el culín y se devuelve el vaso para que se rellene y pase al siguiente, no tanto. Pero así es el ritual de la sidra en Asturias. O lo era, porque en la larga lista de cosas que el coronavirus ha cambiado también figura esta.
«La sidra no es ajena a la situación creada por la Covid-19. Su peculiar forma de consumo social, caracterizada por compartir vaso entre varias personas, se puede ver modificada temporalmente», explican desde el Consejo Regulador de la DOP Sidra de Asturias.
Aunque ese «temporalmente» deja claro que la idea es volver al sistema habitual, está claro que ahora mismo lo de compartir vaso no parece buena idea. Aunque, como decíamos con aquello de no compartir las patatas bravas, tampoco parece mayor problema si se comparte con la familia con la que se convive.
Pero pensando más en grupos de amigos que quieran compartir unos culines de sidra, ahora mismo la solución pasa por vasos individuales. Para hacerlo un poco más fácil, la Denominación de Origen ya ha repartido 40.000 vasos de colores para que todo el mundo tenga claro cuál es su vaso de sidra.
La idea, explican, es reactivar el consumo de sidra. Algo que en Asturias, la verdad, no parece complicado aunque toque adaptarse a esto de los vasos individuales. Eso sí, esperemos que nadie amague con aprovechar la situación para subir el precio de la botella de sidra. Otro de los puntos que suelen sorprender al visitante de fuera por su bajo precio -la botella anda alrededor de los 3 euros en bar-, pero que resulta un tema de lo más polémico cada vez que se plantea, como piden productores y hosteleros, subir esta cifra.