Parece que se nos ha olvidado, pero hace no tantos años era habitual que los domingos no hubiera pan. De hecho, mi panadería de cabecera mantiene esa costumbre y hasta ahora hemos sobrevivido en casa sin problemas.
En un momento en el que se habla tanto de las condiciones de trabajo de la hostelería y que algunos restaurantes optan por cerrar fines de semana, parece que algunos no están dispuestos a aceptar que los derechos laborales de los demás están por delante de su supuesto derecho a comer o cenar un sábado o domingo en tal o cual sitio. Spoiler: no existe tal derecho.
Las redes están llenas de ejemplos. Mientras muchos celebran que trabajar en una cocina sea compatible con cierta conciliación familiar y vital el fin de semana, otros parecen poco convencidos de este cambio. Que, por cierto, representa una ínfima minoría de la oferta hostelera de cualquier ciudad. Vaya, que igual el domingo no puedes ir a tu restaurante favorito, pero seguro que algo encuentras.
O si no, como apuntan otros, ojo a la oportunidad de negocio que se abre para aquellos que apuesten por abrir fines de semana y atender esa demanda que parece estar quedándose huérfana esos días.
https://twitter.com/pilihalliwell/status/1535695686062292997?s=12&t=_EMrNOqm7aHTUyvZfS7Abw
Nada nuevo en realidad. El debate es tan viejo como aquello de que las tiendas tienen que cerrar a las 10 de la noche o más tarde porque tú sales de trabajar a las 8. La solución, seguramente, pasa porque tú salgas antes y esa persona de la tienda también pueda echar la persiana a una hora en condiciones e irse a su casa.
Pero volviendo al tema gastronómico, protestaba un individuo hace días porque una pastelería estaba cerrada por vacaciones. Y él quería ir, claro. Cómo se atreven. Pidió explicaciones, lo de las vacaciones no le convenció porque al parecer no habían avisado por todos los medios que él creía oportuno y amenazó con irse a la competencia.
Además de quedar públicamente como un perfecto energúmeno, si algo sabemos a estas alturas es que ese tipo de clientes son un mal negocio.
Igual que este otro, convencido de que los horarios de los restaurantes tienen que adaptarse a él y no al revés. Llegué a las 15.37 y no me sirvieron porque la cocina cierra a las 15.30, protesta alguien que por lo visto se saltó la clase de matemáticas.
https://twitter.com/soycamarero/status/1537783198201020419
¿Todos hemos llegado tarde alguna vez? Seguramente. Pero tal vez ha llegado el momento de que entendamos que los clientes también tenemos nuestra parte de responsabilidad en mejorar las condiciones de trabajo en la hostelería.
¿Pagando más? Tal vez, ese es otro debate del que ya hemos hablado, pero seguro que respetando vacaciones y horarios de los demás. Y entendiendo que si queremos que la gente se vaya a su casa a una hora decente, igual no podemos sentarnos a cenar a las 10 de la noche.
Ya está bien, por favor!!!
El dia que se reconozca que ir a comer a un bar o restaurante tiene su precio, o mejor dicho, su valor, que podamos cobrar lo que realmente vale un menú, no esos 10, 12, 14 o 16 € que se pagan por una comida y sobretodo por un servicio, porque cuesta más el trabajador que lo que comemos o bebemos.
Algun dia equipararemos los precios de la hostelería con Europa y por ende, los empresarios de hostelería podran pagar mejores sueldos y conciliar los horarios.
Paguemos más por ir a comer, beber o dormir fuera de casa, que al fin y al cabo es un lujo.
Un empresario de hosteleria.!!!
Los hosteleros no son los camareros, son los jefes de los camareros y lo único que tienen que hacer es pagar como hacemos los demás empresarios, pagarles su sueldo y sus horas extras como mandan la ley, sin olvidar que esas jornadas interminables deben de acabar.
La gente debería trabajar en un negocio destinado a satisfacer los gustos de todos los clientes que le pidan su atención para que se dieran cuenta de lo que significa servirlos a todos para que terminen teniendo, todos, la satisfactoria opinión que, como clientes, siempre exigen.