Lentejas + espinacas + pollo + kimchi. Todo junto

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Parece el típico experimento culinario a base de mezclar cosas que vamos encontrando en la despensa y que nuestro instinto cocinillas nos dice que juntas igual se llevan bien. Pues sí, exactamente eso. Teníamos unas estupendas espinacas, unas pechugas de pollo y una lata de kimchi, una col fermentada que se usa mucho en la cocina coreana y que todo moderno tiene que tener a mano. Aunque luego nos echen la bronca por ello.

Pero faltaba algo para darle consistencia al plato y conseguir llenar la cazuela. ¿Arroz? Esa es la respuesta fácil, así que probamos con unas lentejas. Y oye, un triunfo. Aunque suena a marcianada lo de de las lentejas y el kimchi -muy fusión y tal- en realidad el picante no sólo le da el punto exótico al nombre de la receta, sino que también aligera un poco el conjunto.

Y lo mejor de todo es que se prepara en un momento y queda así de bonito.

Ingredientes (para 3-4 raciones)

– 400 g. de lentejas cocidas

– Espinacas frescas

– Pechugas de pollo (400-500 g.)

– Kimchi (lata de 150-200 g.)

– Aceite de oliva, sal y pimienta

Preparación

Empezamos con el pollo o, en realidad, cualquier otra carne que nos apetezca. Unos cortes de secreto de cerdo, por ejemplo, también le sentarían muy bien. Salpimentamos -un toque de curry tampoco le va mal, aunque lo dejamos en modo opcional- y a la cazuela con un poco de aceite.

Mientras dejamos que coja un poco de color, limpiamos las espinacas. Evidentemente también podemos usar de bolsa pero, en serio, merece la pena comprarlas frescas. No hace falta cortarlas demasiado porque, como se ve en las fotos, se reducen muchísimo.

Las incorporamos a la cazuela y dejamos que se hagan unos minutos, añadiendo un poco más de sal -cuidado que el kimchi es fuerte- y si fuera necesario un poco más de aceite. Cuando se hayan reducido, incorporamos el kimchi un poco troceado. Pica, así que la cantidad dependerá un poco del punto final. En nuestro caso hemos usado una lata entera, que son unos 150 gramos.

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Y ya casi lo tenemos. Sólo falta añadir las lentejas que las tendremos cocidas y listas. Como siempre podemos optar por hacerlas en casa, tirar de bote (pero que sean buenas) o quienes tengan a mano una de esas maravillosas tiendas de legumbres cocidas… En cualquier caso, mejor que sea una lenteja de cierto volumen y dejarla un poco tiesa para que no se deshaga con el conjunto.

Añadimos al salteado, un par de vueltas, corregir punto de sal y a la mesa. Está tan bueno como parece.

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