Recetas veraniegas para entretener a niños de vacaciones: yogur, queso y otros lácteos

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Se acerca el final de agosto, las noticias sobre la operación retorno, el síndrome postvacacional… lo de cada año. Y también el infierno de la conciliación familiar con el comienzo del curso escolar a mediados de septiembre, en el peor de los casos.

Y también llega la última edición de este manual veraniego para padres cocinillas que quieren tener un rato entretenidos a los retoños con recetas varias. Si la semana pasada veíamos como funcionaba la fermentación en harina y agua, ahora vamos a observar como un líquido como la leche se convierte en sólido como por arte de magia. O más bien por arte de unas bacterias invisibles y algo de temperatura en un caso, y de un ácido en otro.

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Yogures caseros

Ingredientes

  • 1 litro de leche fresca entera
  • 1 yogur natural
  • Termómetro de cocina

El yogur es como la masa madre de los lácteos. Lo más fácil para conseguir las bacterias que provocan la acidificación y solidificación de la leche es secuestrarlas de su domicilio: el yogur. Lo bueno es que solo de 1 podemos sacar hasta 8, como la multiplicación de los panes y los peces.

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Para empezar, mezclamos el yogur con medio vaso de leche y lo dejamos en un sitio fresco. Por otro lado calentamos la leche vigilando que no pase de 45º. En ese momento, retiramos y mezclamos con el yogur. Es importante que la temperatura no esté por encima de 45º ni por debajo de 40º o las bacterias no actuarán. Son así de exquisitas. Vertemos la mezcla en botecillos de cristal o en envases de yogur reciclados, y tapamos con papel de aluminio.

Si tenemos en casa una yogurtera abandonada en el fondo del armario, es el momento de recuperarla para ver cómo en una noche se obra el milagro. Si no es el caso -las listas de boda ya no son lo que eran- podemos seguir las indicaciones de Laura Conde en Hecho en casa.

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Un modo es precalentar el horno a 60º y poner los yogures en esta cámara de fermentación, con el horno apagado y aprovechando el calor residual. Deberán estar durante unas 4-8 horas, y después directos a la nevera para parar el proceso y conservarlos.

Mató o queso fresco casero

Hacer queso fresco en casa se ha puesto de moda gracias a la comercialización de moldes para ello. La verdad es que no son imprescindibles porque con un colador y una tela de algodón fina podemos apañarnos.

Además, la acción del ácido en la leche es espectacular, al separar por completo el suero de la grasa en pocos segundos. Una forma muy gráfica de ver la cantidad de agua que contiene la leche.

Ingredientes

  • 1 l. de leche fresca entera
  • El zumo de medio limón

Ponemos a calentar la leche. En cuanto hierva, vertemos el zumo de limón y no paramos de remover. En seguida veremos que la leche se corta y queda la materia grasa encima y el suero debajo. Al cabo de un minuto lo pasamos por un colador muy fino, o uno normal con una tela por encima.

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Cuando haya escurrido el suero, lo guardamos en un frasco cerrado en la nevera, y tendremos un fantástico postre para tomar con miel, mermelada o un poco de azúcar. Así de fácil.

Queso para untar

Más fácil aún es este queso para untar. No necesitamos más que yogur griego con toda su grasa -nada de desnatados en este caso- sal y un paño.

Ponemos el yogur mezclado con un poco de sal en el paño, cerramos como si fuera un paquete y lo ligamos a un tenedor, un palito o cualquier cosa que nos sirva para mantener el queso colgado encima de un bol que recoja el suero. Ésta es la mayor complicación que tiene.

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Se puede tapar con algo de film todo el montaje y dejar en la nevera entre 18 y 24 horas. Al sacarlo, llega el momento de tunearlo con lo que nos venga en gana: ralladura de cítricos, menta, albahaca, orégano, pimientas varias, chile -esto ya no tan apto para menores-. Debemos consumirlo en un par de días, aunque seguro que va a volar. Más aún si lo usamos como relleno de los panecillos de la semana pasada.

Leche condensada

Bomba calórica y una burrada de azúcar. De acuerdo, pero quién no recuerda el placer de comer cucharadas de leche condensada a escondidas… Más o menos el mismo de zamparse la Nocilla también a cucharadas o, peor, directamente con el dedazo.

Aunque tenga tanto azúcar, con sentido común no hay porque privar a los pequeños de este bombón. Incluso la podemos preparar en casa, para convencernos de que no es tan diabólica como podía parecer.

El proceso se resume en reducir a fuego muy suave, durante unas 2 horas, medio litro de leche entera con casi su peso en azúcar (400 gr.) procurando que no llegue a hervir.

condensada

Laura Conde, en Hecho en casa, también da la opción de prepararla con leche en polvo, azúcar y agua, con una proporción de 320 gramos de leche en polvo y 180 de agua. En este caso la preparación es la misma y se acorta el proceso a una media hora.

Para terminar, una recomendación: Hecho en casa es un buen libro para quien tenga el gusanillo de hacer en casa aquello que normalmente compramos hecho. Es una magnífica forma de tomar consciencia y aprender sobre lo que comemos. Y esto es tan útil para pequeños como para mayores.

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