Hace ya tiempo que se ven en el mercado, pero es ahora cuando las fresas empiezan a moderar su precio y comienza de verdad la temporada. Y para estrenarla, nada mejor que una de esas recetas sencillas y vistosas que tanto nos gustan por aquí: una mousse de fresas.
Formas de hacer una mousse hay muchas, pero hemos optado por una versión que no requiere ninguna mañana especial. Vaya, una receta que sale bien sí o sí. Con láminas de gelatina también es muy sencillo, pero ya es un ingrediente que igual a muchos les parece más exótico de la cuenta si tienen que ir a buscarlo expresamente.
Es verdad que ésta que os proponemos no es la versión más ligera del mundo -lleva nata y merengue- pero, como siempre, con no comernos medio kilo, solucionado.
Necesitaremos sólo unas fresas ricas, unas varillas para montar la nata y el merengue -y una batidora o buenos brazos, claro- y 10 minutos. Y unos tarros bonitos para presentar nuestras mousse, claro.
Ingredientes
- 400 gr. de fresas
- 200 gr. de nata para montar
- 3-4 claras de huevo
- 100 gr. de azúcar
Preparación
Muy sencillo. Vamos a preparar las tres partes de la receta por separado, y sólo al final las juntaremos. Antes de nada, la nata de montar debería estar en la nevera desde hace muchas horas y, de hecho, si metemos el bol donde vamos a montar en el congelador un rato, mejor.
Empezamos lavando y troceando parte de las fresas, que trituraremos con la ayuda de la batidora. Reservamos el puré resultante. Nos guardamos unas cuantas fresas para la decoración final del postre.

Mientras la nata de montar se sigue enfriando, montamos las claras de los tres huevos. Con la ayuda de unas varillas y dándole con energía -aquí una batidora ayuda- añadimos el azúcar poco a poco. Hemos puesto una cantidad moderada que será suficiente o poca dependiente del dulzor que tengan las fresas.
Por último montamos la nata en un bol bien frío y, si es posible, también con las varillas enfriadas. Es uno de los trucos más sencillos para que la nata quede perfectamente montada a la primera y aguante bien.
Ya casi lo tenemos. Sólo falta mezclar con cuidado las tres partes y remover con suavidad para que no pierda la textura esponjosa, y decorar por encima con trocitos de fresas. Eso sí, mejor comerlo rápido -no más de un día en la nevera- para que las claras del merengue no se bajen y separen.
Pero seguro que no dura tanto, ¿verdad?