¿Qué es una hamburguesa flexitariana?

¿La hamburguesa la quiere de carne, vegetal o flexitariana? Por ahora esta pregunta suena un poco extraña, pero puede que dentro de no mucho esta tercera opción empiece a formar parte de las cartas y menús de locales especializados en hamburguesas.

Dejando a un lado el debate sobre si algo que no es carne puede llamarse hamburguesa, es verdad que en los últimos años las alternativas vegetales han ganado terreno. No sólo una hamburguesa de legumbres o cereales puede estar bien rica, sino que al otro lado del Atlántico proyectos como Impossible y su carne vegetal con aspecto, textura e incluso aroma y sabor cercanos a la carne empiezan a popularizarse.

En esta carrera por subirse a la moda de lo vegetal y reducir el consumo de carne aparece una tercera vía que podríamos denominar medio carnívora, medio vegetariana. Es lo que algunos ya han bautizado como hamburguesa flexitariana en referencia a esa forma de alimentación en la que se come carne, pero poca.

La cadena de supermercados Aldi ha lanzado recientemente en Reino Unido una hamburguesa que combina carne y legumbres, lo que ha provocado todo tipo de críticas y chistes. Curiosamente desde ambos bandos del debate.

Aunque es verdad que se reduce la cantidad de carne de cada filete y, técnicamente, eso tiene sus beneficios en cuanto a salud del cliente y sostenibilidad, hay muchos que se preguntan por el sentido de una hamburguesa medio vegetariana. 

Para muchos veganos, muy críticos con la idea de Aldi, el problema es el concepto mismo del flexitarianismo, que ha ido ganando terreno en los últimos años. En su opinión, simplemente se trata de omnívoros que comen menos carne, aunque técnicamente la definición de flexitariano es alguien que sigue una dieta vegetariana y puntualmente incluye carne o pescado.

Un debate linguístico y nutricional que ha situado a esta cadena de supermercados en el centro de la polémica cuando, en realidad, no son los primeros en abanderar esta curiosa idea de la hamburguesa flex.

A principios del año pasado, la cadena de hamburgueserías Byron ya ofrecía en su carta una de estas hamburguesas con un 70% de carne y un 30% de champiñones. La misma hamburguesa -explicaban en su momento- pero pensada para quienes quieran reducir el consumo de carne de forma muy sencilla.

¿Cuánto tardará la idea en llegar a España? Suponiendo que no lo haya hecho ya y no nos hayamos enterado, claro.

3 COMENTARIOS

  1. A ver, en diferentes supermercados puedes comprar, desde hace años unas hamburguesas verdes que son de pollo, pavo y espinacas o que llevan trozos de verduras.

    A ver si ahora parece que han inventado la pólvora…

  2. Todos los sectores tienen empresas que se apuntarán al carro de cualquier palabra de moda o tendencia para ganarse la simpatía de nuevos clientes y poder vender más, que es de lo que se trata. No es ni bueno ni malo, simplemente los principios son esos… hay que vender.

    ¿Que se pone de moda la quinoa?… pues nada, ahora puedes encontrar con quinoa desde jabón de manos hasta patatas fritas, pasando por los cereales de desayuno. Tienes galletas con quinoa, harina de quinoa, postres con quinoa…

    ¿Que se pone de moda que el aceite de palma es venenoso y te puede matar lentamente?, pues nada, ya tiens palmeras, bollos, croissantes, galletas, helados… con una etiqueta bien grande que pone «sin aceite de palma»… como si eso hiciese del producto un producto saludable.

    Lo mismo con las palabras paleo, vegano, natural… cuanta más variedad entre la que escoger, mejor para todos. Mi mujer es intolerante a la lactosa y no puede tomar gluten, pues oye, hasta que no se puso de moda el tema, no aparecieron los yogures de soja, la leche sin lactosa era prohibitiva, no había pasta sin gluten, pan sin gluten, galletas sin gluten… por ver he visto incluso agua mineral embotellada con la novedad en la etiqueta de que no contiene gluten… como si el resto del agua lo tuviese… ¡nos toman por idiotas y manipulables hasta el infinito!

    Pero no es que de repente las empresas se hayan sensibilizado con el problema de mi mujer, sino que sospechan que hay posibilidad de vender por ahí… nicho de mercado que llaman (por cierto, ya no somos clientes, somos consumidores). Viendo cómo van las modas y las tendencias, en breve veremos en los estantes productos anunciando en grande que no llevan glutamato, que es el nuevo «veneno» de moda (porque ni es veneno ni nada, pero no importa, si se pone de moda, se pone de moda). Por cierto, ya no se habla de las casi mágicas bayas de goji, parece que ha amainado la fiebre de la estevia, el hastío de comer espelta a paladas, el aceite de coco en cantidades industriales…

    Leed las etiquetas, escoged lo que queráis y no caigais en las trampas de los superalimentos, las propiedades mágicas que os harán adelgazar, os limpiarán las arterias, os detoxificarán… porque si un triste trozo de cebolla, o una baya, o un solo producto previniese el cáncer, la osteoporosis, te hiciese estar más sano, más en forma y más feliz… ya lo conoceríamos hace tiempo, que somos más de 7000 millones de seres humanos, durante miles de generaciones, comiendo de todo y testeando de todo.

  3. Hasta dónde van a llegar las gilipolleces con la comida es algo que ni me pregunto a estas alturas. ¿No es medio vegetariana ya de por si una hamburguesa? Porque hasta donde yo sé su guarnición (pan, lechuga, tomate, cebolla, ketchup, pepinillo…) proceden directamente del mundo vegetal.

    Llevo muchísimos años siendo vegetariano y me parece genial y normal que haya gente que decida seguir consumiendo carne (sin entrar a valorar ésto más profundamente), pero que bañen algo con el nombre de «vegetariano» o que lo insinúen cuando claramente es un producto no sólo de origen animal, sino CARNE directamente pues me parece una falta de respeto y un postureo extremo y completamente innecesario para todas esas modernas/os de cabeza hueca que le hacen fotos a sus espaguetis de calabacín para subirlos al Instagram y luego se van a cualquier establecimiento de comida rápida al salir de fiesta a las cuatro de la mañana a comer cualquier pizza barata con carne de dudoso origen y calidad.

    O sea, ¿la gente que come «de todo» y toma ocasionalmente carne no se le llama a eso ya dieta normal? Porque entonces mi tatarabuelo al parecer era flexivegetariano mucho antes que todos éstos imbéciles cuando mataban un conejo de su corral para comer los domingos y los jueves.

    El término flexivegetariano es un invento para que toda esa gente se sienta moralmente mejor por seguir comiendo carne y llevando exactamente la misma dieta que antes y teniendo exactamente las mismas costumbres a la hora de alimentarse y le misma conciencia de medio ambiente que antes, solo que ahora además presumen de ello.

    Pero, como siempre, es imposible luchar contra la imparable marea de subnormales que hay en el planeta y siempre hay alguien que dirá, con cierta razón, que quién soy yo para decir quién puede o no autodeterminarse como le salga de las narices. Pues bien, cierto es, pero es igualmente insultante para quienes han adquirido un compromiso real con una dieta verdaderamente vegetariana (por los motivos que sean, no todo es animalismo en este mundo (yo no soy animalista)) ver cómo gente a quien le importa una mierda las ideas con las que te has comprometido se ponen tu bandera sobre los hombros para sentirse mejor sin hacer absolutamente nada y encima es algo «cool». Y luego los vegetarianos de verdad estamos todo el día bombardeados con estereotipos, preguntas y gilipolleces.

    Pero nada, ahora comer como se ha comido toda la vida es ser «flexivegetariano» y es guay y «bio» y «eco». Te venden esa experiencia gastronómica, moral y cultural para que no tengas que hacer nada y te sientas mejor como persona porque ya has aportado tu granito de arena al planeta y a tu salud por comer carne con champiñones.

    Flipante.

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