Pocos productos se han encargado de proteger tanto su denominación como el champán francés. De hecho, sobra el gentilicio porque solo el producido en la región francesa de Champagne puede usar ese nombre. No hay margen para jugar y, de hecho, cualquier intento de lanzar algo con un nombre medianamente parecido tiene muchas posibilidades de acabar en los tribunales.
Algo que, por lo visto, no cuenta para Vladimir Putin. Y es que el presidente ruso, en un movimiento que solo puede ser calificado como provocación, ha dado luz verde a una ley que obligará a etiquetar como «vino espumoso» todos los vinos de este tipo producidos fuera de Rusia y que quieran ser vendidos en el país.
Algo que, como era de esperar, ha sido calificado como escandaloso por los productores franceses. Y es que no solo sus botellas tendrán que llevar esta etiqueta, sino que el término popular Shampanskoye, usado en Rusia para este tipo de bebidas con burbujas, quedará limitado exclusivamente a los productores nacionales.
Es decir, a partir de ahora, el champán en Rusia será el que se hace allí, mientras que el resto serán simplemente vinos espumosos. Lejos de tratarse de una simple ocurrencia de Putin o la excusa para iniciar alguna guerra comercial con otros intereses, según explican en The Guardian, la razón puede ser tan sencilla como un gesto simpático del mandatario hacia su amigo Yuri Kovalchuk, dueño de importantes bodegas en la zona de Crimea.
Moët Hennessy, uno de los grandes grupos productores y distribuidores de varias marcas de champán (Veuve Clicquot, Ruinart o Dom Perignon, entre otros) ya anunció su intención de suspender las exportaciones a Rusia como respuesta a esta singular normativa.
Por su parte, el Shampanskoye es heredero del denominado «champán soviético» que durante décadas se popularizó en la URSS. Tras su disolución, diversas empresas privadas se hicieron con los derechos para seguir usando esta denominación para los vinos espumosos producidos en diferentes países de la extinta Unión Soviética.
A ver; no sé de qué se quejan los franceses. Con cortar el suministro de Champagne a Rusia, asunto arreglado.
Oh, pobres franceses. ¿Y ahora que van a hacer? XDDD