Experimentar y provocar son parte de los pilares de la cocina de Andoni Luis Aduriz, el chef del biestrellado Mugaritz. Así que no es ningún sorpresa que su particular interpretación del cocido haya creado una de esas polémicas gastronómicas que duran un par de días. Y es que esa especie de embrión humano -de tres meses, para más detalles- que se sirve sobre un caldo no ha dejado indiferente a nadie.
El plato no es parte del menú de su restaurante. Se trata de la propuesta de Aduriz para El cocido de todos, un proyecto del cocinero Juanjo López, que desde 2019 invita a reconocidos chefs a reinterpretar el cocido en La Cocina de Frente, uno de sus restaurantes.
Y eso es lo que ha hecho el cocinero vasco. A su manera, claro. “Hemos decidido conceptualizar qué es un cocido, y es la génesis, el embrión de la cocina, cocer en un puchero, lo que hay en todas las culturas», explicaba a la agencia EFE.
Definido por López -anfitrión del evento- como “el más vanguardista, atrevido y provocador» de todos los cocidos presentados estos años, el propio Aduriz ya asumía que se trata de un plato que no gustará a todos. La pregunta, de hecho, es si gustará a alguien. Es más, si está pensado para gustar o simplemente para incomodar.
Elaborado con garbanzos, caldo de avellana y caviar, este impactante trampantojo incluye una almendra simulando el cerebro del embrión. Precioso.
Por cierto, no es la primera vez que el cocinero recurre a este juego un tanto extremo, tal y como señalan en Hule y Mantel. Una provocación recurrente que se remonta a 2015 pero que parece que sigue funcionando.
El caso es que, tras el primer impacto y la consabida provocación, cuesta ir más allá. De hecho, la mayoría nos hemos quedado en ese detalle, sin prestar atención al resto de vuelcos de este cocido y posiblemente a la idea más interesante del asunto: la eliminación del caldo y el agua en la interpretación del plato.
¿Quién quiere hablar de eso cuando tienes delante unos ‘Gabrieles’, que es como ha bautizado -el chiste sale solo- a sus embriones comestibles? Incluso a los fans de Aduriz y su costumbre de andar siempre jugando con los límites, aquí les -nos- costará entender el sentido de la provocación.
Eso sí, como campaña animalista de PETA, o antiabortista pasada de rosca, tiene potencial. También como futurible fake news (¡La sopa más horrible que se come en tal o cual país remoto!). Estaremos atentos a ver quién se anima antes.
Pues comer ternerito por Navidad tampoco se queda atrás.
Estoy de mamarrachos «atrevidos y provocadores» hasta el moño