Todos, de vez en cuando tenemos un hambre voraz de comida basura: unos en momentos de flojera, otros en los días de resaca infernal y otros simplemente porque sí. Es un hecho, y quien diga que no, probablemente es el mismo que sólo ve documentales de La2.
Una vez al año no hace daño, nos decimos, pero el dicho se va al traste cuando pedimos relamiendonos un menú Big Mac y lo que obtenemos es una hamburguesa doble chafada, medio desmontada y acompañada de patatas chuchurrías y blandengues. Ahora no parece tan apetitoso, ¿eh?
¿Por qué mi hamburguesa no es igual que la de a foto? Nos preguntamos. Eso precisamente nos explican en este vídeo. Las hamburguesas, como las modelos, tienen estilistas que les ayudan a sacarse partido. Que si un poco de ketchup siempre disimula la falta de carne, que si la caída del queso fundido es lo más importante… lo preparan todo para que la fotografía quede perfecta y, si no, nuestro amigo Photoshop hará el resto. Todo un mundo.