‘Pizzadilla’ o el arte de hacer viral una receta absurda

Quienes frecuenten las redes sociales, seguro que ya han visto la dichosa receta: una especie de fusión entre una quesadilla y una pizza, que tiene más pasos que un menú degustación de El Bulli en sus buenos tiempos y más rebozados y salsas que un local de KFC una noche de sábado.

Aunque por aquí somos muy de defender las combinaciones imposibles –las anchoas con leche condensada funcionan, por ejemplo– y las guarrindongadas, lo cierto es que resulta imposible ver esa receta sin empezar a preguntarse en el minuto uno qué demonios están haciendo. A partir de ahí, el empacho es la única sensación posible.

La receta consiguió lo que quería. ¿Un plato rico? En absoluto. Viralidad y millones de visitas.

Después de todo de eso, van este tipo de platos y la filosofía Tasty que tanto ha calado en el mundo de las recetas en los últimos años: calorías y azúcar por doquier para conseguir platos aparentemente deliciosos en vídeo pero que nadie se plantea hacer en realidad. O que, en todo caso, jamás quedarán como prometen.

Y eso es justo lo que ha pasado con la ya famosa pizzadilla: quienes han intentando repetir la secuencia en casa se han gastado unos cuantos euros en ingredientes, unas buenas horas en seguir los pasos y el resultado final no se parece demasiado a lo que se ve en el vídeo.

https://twitter.com/chezspence/status/1165844441967550464?s=20

Evidentemente, tampoco desde un punto de vista nutricional la receta es una buena idea. Y a la orgía calórica se le suma el sinsentido gastronómico de una suma de aderezos, condimentos, salsas, horneados, rebozados…

Con la buena pinta que tiene el pollo tras pasar por el horno la primera vez, ¿qué necesidad hay de ahogarlo en salsa barbacoa?

Pero, como decíamos, esto no va de animar a la gente a cocinar, comer rico o siquiera preparar una receta reproducible, sino de llamar la atención a base de exceso.

Y, oye, nos parece genial. Pero si esa es la actitud y de lo que se trata es de reírse con recetas absurdamente bestias, mejor pasar de copias cuquis e ir al original: Epic Meal Time.

Estos canadienses, de los que ya hablamos por aquí hace muchos años, han sido capaces de crear un estilo propio basada en mucho bacon, tamaños absurdamente gigantescos, toneladas de fast food, queso en cantidades industriales, reboces y rellenos imposibles…

Estamos hablando de la gente que hizo un cerdo relleno de pavo relleno de pollo (no es broma), o perpetró una empanada rellena de hamburguesas y más comida rápida. ¿Pizzadilla? Aprendices…

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