Pimientos de Perú, espárragos de China… ¿Acabará la nueva normativa europea con los etiquetados engañosos?

A partir del 1 de abril de 2020 entrará en vigor la nueva normativa europea sobre etiquetado de alimentos que afecta principalmente al origen del ingrediente primario. Aunque quedan casi dos años para ver los resultados, sobre el papel -y más allá del siempre farragoso lenguaje legal-, la ley resulta esperanzadora.

Y es que, cuando esté en funcionamiento, será obligatorio indicar el lugar de procedencia de un “ingrediente primario cuando no sea el mismo que el país de origen o el lugar de procedencia mencionados en el alimento”.

Es decir, si no entendemos mal y usando el ejemplo de las conservas -donde es habitual jugar al engaño con el origen de los ingredientes y el lugar de envasado o comercialización-, será obligatorio indicar si esos espárragos que vende una marca de Navarra, con dirección fiscal en Navarra y todo su grafismo y nombre de marca que hacen pensar que se trata de un producto navarro, vienen en realidad de China o de Perú. Como ocurre en un 90% de los casos, por cierto.

Habrá que ver cómo se aplica, porque la información disponible por ahora parece sugerir que habrá que indicar si el producto es de dentro o fuera de la Unión Europea, y también se puntualizan algunas normas sobre el tamaño de esa indicación geográfica en la etiqueta.

Pensar que estas nuevas normas acabarán con los engaños habituales en el etiquetado tal vez sea pecar de optimistas, pero poner el tema sobre la mesa -una vez más- puede ser un buen primer paso.

Y es que, por muy legal que sea, en el mejor de los casos, a día de hoy hay que conformarse con unas indicaciones minúsculas que en el lugar más escondido de la etiqueta indican que estamos comiendo un “producto de Perú”. Que seguro que está buenísimo, ojo, pero que en cualquier caso no es un piquillo de Navarra como igual muchos consumidores creen, o quieren creer.

Los ejemplos son de sobra conocidos. Además de espárragos o pimientos, las legumbres que vienen de Estados Unidos, las patatas importadas de Israel -el otro día las vimos en un supermercado en Lanzarote, donde si algo hay son papas muy ricas-, las falsas piparras de China, las anchoas del cantábrico o de L’Escala que no lo son…

Hace un tiempo tuvimos un ataque de indignación al comprobar que las famosas anchoas con marca de esa localidad catalana en realidad vienen del Cantábrico. Algo que nos parece estupendo y que asegura un producto excelente, pero que confunde al consumidor. ¿La respuesta de la marca? «Indicamos la zona FAO de captura». Claro, los clientes van por el supermercado con una lista con las zonas FAO para comprobar el origen del pescado y conservas que compran.

Así que mucho nos tememos que en 2020 la normativa tendrá que seguir lidiando con esos márgenes que la legalidad siempre deja abiertos y que las empresas tienden a aprovechar siempre a su favor. Desgraciadamente, liar al consumidor es una práctica muy extendida.

La apuesta por el consumo de producto local pasa por informar correctamente a los consumidores. ¿No compraríamos antes una verdura de aquí al lado que otra que ha cruzado medio mundo, incluso si -sospechosamente- por la segunda hay que pagar menos? Nos gustaría pensar que sí.

1 COMENTARIO

  1. Guay, siempre he pensado que es riduculo que en europa no se puedan usar determibnados pesticidas y luego te vendan esparragos de chile.

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