Cuando ya creíamos que Pesadilla en la Cocina versión Alberto Chicote no iba a llegar jamás, que era una entelequia, un simple rumor, un proyecto abortado… va la Sexta y lo coloca los jueves. Compitiendo con los tróspidos. Una de dos: o creen a pies juntillas que el programa va a ir de maravilla – y por eso lo han tenido en un cajón durante todo este tiempo – o bien han planificado un harakiri parrillero. De parrilla de televisión, un término muy gastro por cierto.
A pesar de todo, nos moríamos de ganas de ver esta adaptación hispana del famoso Kitchen Nightmares de Gordon Ramsay, después de ver todos los capítulos de la versión americana en Nova.
La estructura guionada es perfecta: platos que siempre están fríos y pastosos, una cocina y despensa que dan ganas de no salir nunca más a comer fuera de casa, un servicio de noche que es un desastre, los camareros que despotrican de los propietarios, las discusiones entre los socios, la discusión entre Ramsay y el chef inepto, el chef que se va, el chef que vuelve, la reforma del local, un nuevo menú, un servicio de noche que parece ir bien pero al final los clientes esperan más de dos horas para que les sirvan.
Y finalmente un buen servicio de noche que, pese a un último momento crítico, se supera y voilá, un restaurante reflotado. Siempre es lo mismo pero siempre nos engancha.
En el caso del programa de Chicote, ¿qué aporta de nuevo esta Pesadilla en la Cocina? ¿Qué idiosincrasias encontraremos? ¿Vamos a reflotar bares de cañas y bravas y chiringuitos de paella? Pues el primer episodio nos ha dejado más bien fríos, como los platos. A Alberto Chicote se le ve cómodo en su papel de chef mandón y hasta cierto punto desagradable. Pero nos ha recordado demasiado a Ramsay y en esto el original siempre tiene las de ganar.
El programa reproduce a la perfección el esquema del formato original. El restaurante La Tana es el protagonista del primer programa. Está en Pinto, pero podría estar perfectamente en Wisconsin, incluso por los platos que sirven. La cocina nos regala los típicos – y esperados – momentos de la grasa que chorrea y una nevera con alimentos pasados y mal conservados. Chicote incluso llega a pronunciar las clásicas, y siempre efectivas, frases «¡no entiendo cómo no han venido a cerraros el chiringuito!» y «¿a quién te quieres llevar tú por delante?. Dejá vu.
Mención aparte merece Alfredo, el propietario del local. Un personaje arrogante, gritón, maleducado y que tanto juego da al programa. Ya se sabe que la base de un buen reality es el casting. Pero en este caso se notan demasiado las ganas de montar un lío a lo Sálvame. El gusto por el griterío en la televisión española es preocupante. Alargan las discusiones hasta el hastío cuando no aportan nada. Queremos ver el funcionamiento de un restaurante, no un matrimonio al borde de la separación y un caso de mobbing laboral.
La fidelidad e imitación paso por paso del formato americano llega al punto de que el plato estrella de la primera noche -el «especial del día» en el original- acaba siendo «la puta mejor hamburguesa del sur de Madrid«, en palabras de Chicote. Muy genuino de la cocina mesetaria. La parte interesante es el tuneo del ketchup con curry, tabasco, pimienta y albahaca. Una mezcla que a priori nos parece un tanto arriesgada pero que puede tener su gracia.
Al final, después de pasar por todas las crisis en cocina que contempla el guión y su correspondiente nueva carta y nueva decoración parece que el restaurante sale adelante y la relación de la pareja de propietarios también. Hubo incluso una petición de mano delante de las cámaras, puro estilo yanki.
¿Enganchados a la nueva Pesadilla en la Cocina? Sí, porque tiene la misma estructura del original y Chicote actúa como Ramsay. Pero, ¿aporta algo al original? Por ahora sólo cercanía geográfica. Esto hace más fácil el cotillear la página o facebook del restaurante en cuestión, como ha hecho todo el mundo. Y te encuentras con un orgulloso «esta noche salimos en Pesadilla en la cocina» que, tras ver lo que hay, da un poco de vergüenza ajena.
«De lo que veáis, no os creáis todo», aseguran en otro mensaje. La patada definitiva a la credibilidad de un programa que, ante todo, es espectáculo. Gordon Ramsay se ha convertido en una estrella mediática. Esperemos que Alberto Chicote saque algo bueno de todo esto.
[…] el estreno no nos atrevemos a pronosticar el éxito o fracaso del programa. Y es que ya se demostró en otra ocasión que no somos muy afortunados con esto de las predicciones televisivas. Aunque de […]