En verano de 2020 la noticia pasó un poco desapercibida. Salíamos del confinamiento, la dichosa pandemia parecía casi superada y a algunos les parecía mal hablar de cosas gratis teniendo en cuenta los meses de cierre de la hostelería y las restricciones que venían. De ahí que la Ley de Residuos suene a un tema ya antiguo aunque, en realidad, tras una larga tramitación -que comenzó en aquel ya lejano verano-, es ahora cuando se ha aprobado en el Congreso.
Una ley que contempla diversas medidas de las que se ha hablado mucho los últimos años pero que todavía no han entrado en vigor. Por ejemplo, la prohibición de las pajitas de plástico o cubiertos de un solo uso que en Europa ya entró en vigor el pasado verano pero que aquí sigue esperando a la aplicación de esta ley.
Comparado con este asunto o los nuevos impuestos sobre residuos, el tema del agua gratuita en la hostelería parece algo mucho más sencillo. Pese a ello, cada vez que se menciona la futura -inminente- obligatoriedad de ofrecer agua del grifo gratis en bares y restaurantes la polémica está servida.
Algo que la normativa ya contempla en algunas zonas del país (Navarra y Andalucía, por ejemplo) y que, una vez termine su tramitación en el Senado y sea definitivamente aprobada, se aplicará en todo el territorio. Según se recogía en el anteproyecto de esta ley: “Se tendrá que ofrecer siempre a los consumidores, clientes o usuarios de sus servicios, la posibilidad de consumo de agua no envasada de manera gratuita y complementaria a la oferta del mismo establecimiento”.
No parece que vaya a haber instrucciones más concretas sobre la aplicación, así que quedará en manos del cliente pedir ese agua del grifo gratis. Algo que en algunas ciudades será complicado por el sabor del agua y que, en todo caso, requerirá un periodo de adaptación para que a nadie le parezca raro -a este o al otro lado de la barra- que se pida una jarra de agua para acompañar la comida o como complemento a las cañas, el vino o lo que sea.
Ya en su momento escribimos una carta abierta a los hosteleros que no parecen muy contentos con lo que en muchos otros países es habitual y que, en todo caso, se engloba en una serie de medidas para acabar con el uso de envases y, sobre todo, botellas de agua de plástico.
Desde hace ya unos años, el agua filtrada en los propios restaurantes se ha popularizado. A veces como complemento a la carta de aguas, otras como única opción. Un sistema interesante, sobre todo si se aplican precios correctos o incluso de cortesía,, o no se pide por este agua lo mismo que antes se pedía por la embotellada.
En todo caso, ahora que la entrada en vigor está más cercana y que dentro de nada -esperemos- será obligatorio, recuperamos la idea para todos aquellos locales que quieran ir por delante y quedar estupendamente con sus clientes ofreciendo ya en sus cartas agua del grifo gratis o recibiendo a comensales con una jarra en la mesa. Pocas formas más sencillas y económicas de quedar bien.
Y ofreciendo agua gratuita se costean los gastos de alquiler, salarios, electricidad, el propio agua, que no es gratuita para el local… o el camal de Isabel II también se la va a regalar a los hosteleros?
Se trata simplemente de ver el agua como un servicio complementario y no como una consumición. Tampoco te cobran por ir al baño, por echarte hidrogel, por coger una servilleta….. y todo eso es mucho más caro que el agua. Así que menos lloros