Muchas risas con los valencianos que se enfadan cuando se toca la santa paella, pero poca broma con el plato de nuestro pueblo. El penúltimo capítulo en esta larga saga de insultos internacionales a clásicos de la gastronomía local lo protagonizan nada menos que The New York Times y el pan con tomate.
Mientras en Girona caen en picado las suscripciones al respetado diario, algunos señalan que no es la primera vez que este periódico opta por versionar a su manera recetas ajenas. Al pan con tomate han cometido el delito de ponerle rodajas de tomate por encima, pero es que por lo visto al guacamole mexicano le pusieron guisantes.
Para algunos, este tipo de cosas cuestionan la credibilidad de un medio de comunicación. ¿Cómo informarán de Ucrania si ni siquiera saben hacer un puñetero pan con tomate?, gritan al cielo los más integristas del tema tomatero. ¡Afrenta nacional! ¡Quememos las rotativas!, proponen los damnificados en su honor gastronómico. A la inmensa mayoría, por supuesto, les da absolutamente igual o se limitan a cachondearse del asunto.
Pour one out for the end of tomato season. https://t.co/P3FI24hWav pic.twitter.com/s8a4xZgjJB
— The New York Times (@nytimes) September 16, 2022
Todo el lío viene a cuenta de una receta compartida por The New York Times en la que proponen un “pan con tomate” con algo de sobredosis de tomate. Hay, por lo visto, varios delitos: usar tomate rallado en lugar de frotar el tomate directamente sobre la rebanada de pan y, sobre todo, poner rodajes de varios tipos de tomate sobre el pan para rematar el plato.
¿Es pan con tomate? Parece evidente que sí, porque hay pan y tomate. Mucho. ¿Es la receta canónica catalana? No, pero es que tampoco lo pretende. Por supuesto, nadie se ha parado a leer la descripción de la receta donde explican claramente que se trata de su versión del pan con tomate, que tradicionalmente se hace frotando el tomate sobre el pan aunque -explican- en muchos sitios usan tomate ya rallado.
Vaya, que en ningún momento se indica que esta sea la receta auténtica, la santa, la única, la real. Suponiendo que a frotar ajo y tomate sobre pan tostado y ponerle un poco de buen aceite de oliva se le pueda llamar receta, apuntan algunos. Pero ese es otro debate. Porque aquí la cosa no va de gastronomía, sino de orgullo patrio y todo eso.
Por supuesto, los más ofendidos son los mismos que luego se pasan por la punta del recetario la ortodoxia con pizzas, panettones, ceviches o cualquier cosa que salga de nuestras fronteras. Sin demasiados miramientos y sin ir luego a confesar, arrepentidos, a la ONU.
“Aberrante”, brama la prensa nacionalista catalana que, por lo visto, no pisa mucho los restaurantes locales donde no es difícil encontrar panes con tomate con bastante peor pinta que el de esta receta. Tampoco hemos visto muchas manifestaciones contra ese ‘pantumaca’ -tal cual- que se vende ya preparado o se lee en algunas cartas para turistas en Barcelona.
O quejas formales a la Generalitat porque en ningún sitio el pan con tomate se prepara por las dos caras, como decía el gran Leopoldo Pomés que tenía que hacerse. Le dedicó un libro al asunto del pan con tomate, así que algo sabía del tema.
Igual que pasa con tantas recetas de arroz, el pan con tomate es un invento de aprovechamiento para adecentar pan reseco y tomates que amenazaban con ponerse malos. A partir de ahí ya, el relato, la historia y el toque gastronómico que pretende sacralizar lo popular. O dignificarlo, como dicen algunos. Como si tal cual no fuera digno.
Por cierto, en el centro de Barcelona abrió hace unos años un precioso restaurante dedicado al pan con tomate. Bar Nou se llamaba. No duró demasiado, lo que igual es una pista del interés real por un buen pan con tomate. Ahora es un local de una cadena de hamburgueserías. Quienes quieran ponerse estupendos, mejor empezar por casa, no por Nueva York.
Pues resulta que la mayoría de platos de nuestra gastronomía española tiene un origen foráneo, como puede ser el turrón por ejemplo y etc etc. O sea que no me toques els collons…
Nueva afrenta a los ofendiditos. Ahí va una nueva. El pan con tomate lo inventaron los migrantes murcianos cuando llegaron a cataluña. La mayoría de las tradiciones catalanas son importadas o copiadas como la leyenda de SAint George que van y dicen que es suya. Catalanes si os dais una vuelta por el mundo se os quita la incultura.
Se nota un tono bastante político en este artículo y …de acuerdo que cada uno puede hacer el pan con tomate como le de la gana y que New York está muy lejos pero la agresividad y anticatalanidad usada entre líneas en este artículo aprovechando un tema tan banal para atacar a los catalanes me parece vergonzoso. Vergonzoso de ser escrito y también vergonzoso de ser publicado.
Eliminado app, que por cierto es malisisisisisma, y adiós a leeros más porque cada vez hacéis artículos más elitistas, y partidistas, por no hablar de pésimo contenido, y mal escritos, con erratas increíbles… asta siempre