El reto de abrir un restaurante para la gente de Barcelona junto a La Boquería

Si, como suele decirse, uno es tan grande como los retos que se marca, de entrada hay que reconocerle el mérito a Òsties Pedrín (Jerusalem, 50), y el valor a las tres personas que están detrás de este nuevo restaurante de Barcelona. Y es que, inaugurado el pasado mes de julio, este local situado en la recién remodelada parte trasera del mercado de La Boquería nace con el objetivo de ser un referente de la cocina de Barcelona para la gente de Barcelona. Sí, junto a La Boquería, posiblemente uno de los mercados más turísticos del país. No parece una misión sencilla, la verdad.

Cautivados por esa filosofía que sobre el papel compartimos al 100%, nos acercamos por allí pocos días después de que abriera sus puertas, en plena semana de estreno. Buena localización (junto al transitado mercado pero suficientemente escondido para quedar un poco al margen de las riadas de turistas), una decoración muy cuidada con guiños históricos -allí estaba el restaurante del hostal La Palmera– y, en resumidas cuentas, un espacio muy agradable, con dos plantas y con bonitos detalles, como los porrones que circulan por la barra y la carta, o una mesa con una zona central en la que colocar hielo para enfriar las botellas.

Detrás del proyecto está Jaume Muedra, propietario de L’Òstia en el barrio de la Barceloneta que -de ahí el nombre- muchos conocen como el barrio de la ostia. No, nosotros tampoco lo sabíamos. El caso es que Muedra se ha asociado con Ramón Pascual y Chicho Odena para este proyecto, que se propone recuperar un local con más de 100 años de historia gastronómica.

«Un local que nace con voluntad de reivindicar La Boquería como un espacio para los barceloneses», apuntan sus promotores, matizando que no se trata ni de criticar otros modelos de negocio ni de cerrar la puerta, lógicamente, a los visitantes que se acerquen por allí.

Al frente de los fogones de esta cocina, que defiende los platos sencillos y tradicionales, se encuentra Joan Fumaz Bosch. Y sus propuestas encajan perfectamente con la filosofía con la que se presenta Òsties Pedrín, en una de las zonas de la ciudad a la que muchos habitantes directamente han renunciado.

Muy buenos los escabeches caseros, los guisados (garbanzos con callos, calamares…); espectacular el pescado y los macarrones al horno; mejorables -o simplificables- el pulpo con aguacate y un arroz con unas hojas de rúcula que no pintaban mucho ahí; potente la tortilla con butifarra y judías…

Postres caseros en la misma línea, y una cuenta media a la carta que no debería pasar de los 30 euros. Muy interesante también el menú del día entre semana, a 14,50 euros, y que tenemos pendiente de probar a la vuelta de vacaciones. Si la calidad y oferta de la carta se mantiene en el menú diario, puede ser una muy buena opción por la zona, y ya se sabe que nosotros somos de esos eternos buscadores de buenos menús del día.

Cocina de Barcelona en La Boquería. No sólo nos gusta la idea sino que es de esas que deseamos de verdad que funcione. Y que cunda el ejemplo por la zona. La ciudad lo necesita.