Que la realidad no nos estropee unos cuantos clicks. No se estudia en la facultad de periodismo, pero desde hace unos años se ha convertido en el grito de guerra de muchas redacciones. Y no vale mirar para otro lado, que aquí todos hemos jugado a esto, con mayor o menor elegancia, alguna vez.
El sistema es muy sencillo. Lees la tontería del día en redes. Cruzas los dedos para que sea verdad, porque pinta a historia fácil, jugosa y con potencial de audiencia, de esas que resuelves en 5 minutos y moverá público. Pero luego resulta que no es lo que parece. Puede que no sea verdad, que sea algo muy viejo o que, sencillamente, haga falta hacer muchos malabarismos para plantearlo como ya lo soñabas en tu cabeza.
Es ahí cuando toca decidir si vas adelante con todo o reculas. Si publicas que una asociación vegana inglesa ha pedido la retirada de las galletas con forma de animales como Dinosaurus o si reconoces que, aunque te gustaría que fuera verdad, en realidad la historia es de 2018 y simplemente fue un artículo de opinión de una persona que pertenece a una asociación vegana.
¿Verdad que lo primero sería mucho más divertido y tendría mucho más tirón? Sin duda. Y es que, tampoco nos engañemos, las posibilidades de que estés leyendo esta absurda anécdota y no un ensayo sobre el papel de la mujer en la gastronomía de la India también son algo mayores.
El caso es que alguien -da igual el medio y el autor, aquí todos somos un poco culpables- se ha venido arriba y ha optado por mantener la versión divertida pese a que no cuadra con la realidad.
Que es la descrita antes: la doctora Corey Wrenn, experta en sociología y miembro de la Vegan Society publicó en septiembre de 2018 un post en su blog -gracias por la pista a Jose Jacas– donde se preguntaba, entre otras cosas, si las galletas con formas de animales podían ser consideradas veganas.
La historia ha sido rescatada por el medio francés L’Important -aunque el enlace a la fuente original ya ha desaparecido-, de ahí a redes y, como a todos nos hacen gracias la galletas Dinosaurus de nuestra infancia, pues ya la tenemos liada.
Así que, aunque perfectamente algún iluminado podría lanzar alguna propuesta similar y hemos visto cosas peores de PETA, en este caso la ficción supera la realidad.
Aunque, ya que estamos por aquí y hablando de galletas con forma de animales orientadas a los más pequeños y que se plantean como «el desayuno perfecto», tal vez podríamos aprovechar para hablar de la falta de una legislación que controle la publicidad de productos ultraprocesados para menores. Aunque eso, claro, da bastantes menos clicks.
¿Pero entonces las galletas Dinosaurus son sanas o son veneno?
No son galletas veganas, contienen leche, luego no ha lugar a la polémica.
Todo se andará. Con la cantidad de personas que no tienen nada qué hacer o su función no es más que estar jorobando al personal, ya saldrá alguien con una idea tan o más peregrina que la de la prohibir las galletas en formas de animales.