
Han pasado de ser algo más o menos exótico y curioso a una opción habitual en los estantes de los supermercados. Junto a las bolsas de patatas fritas y demás snacks los denominados chips vegetales, que se presentan como una alternativa más sana para la hora del picoteo.
¿Pero realmente es menos malo zamparse una bolsa de zanahorias, remolacha o yuca frita que las típicas patatas onduladas de sabores imposibles y con dos toneladas de sal? Seguramente en nuestra cabeza sí. Porque queremos creerlo pero también porque la industria alimentaria se ha ocupado de alimentar esa idea ya desde el propio packaging de estos producto, en los que no suelen faltar unas cuantas referencias a lo saludable y vegetal que es todo.
Algo especialmente curioso teniendo en cuenta que -sorpresa- las patatas fritas podrán ser muchas cosas, pero si algo está claro que son es vegetales. Pese a ello, parece que una remolacha tiene mejor prensa que una patata, así que si cuela, cuela.
Y lo cierto es que suele colar. Al menos hasta que llega la OCU -Organización de Consumidores y Usuarios- analiza 17 productos de esta categoría y nuestra felicidad de pensar que estamos picoteando mucho más sano se va a la porra. Porque sí, como en el fondo ya sospechábamos -por mucho que quisiéramos engañarnos- resulta que estos snacks vegetales no son más saludables que unas patatas fritas.
Las conclusiones del estudio dejan poco margen a las dudas: contienen una cantidad de calorías y grasa similar (alrededor del 30%, muy elevada) pero además los chips vegetales suman a su receta una mayor cantidad de azúcar en comparación a las patatas fritas.
Algo que, por supuesto, no impide que intenten venderse como una opción más saludable por la que hay que pagar mucho más que por unas sencillas patatas fritas.
La única buena noticia a favor de estos productos es que, según el estudio, contienen algo más de fibra. Al menos los que son realmente vegetales fritos, porque en algunos casos se trata de una mezcla a base de harinas y almidones en las que la cantidad de verdura real es mucho menor.
Pero, sin duda, lo más peligroso no es ese perfil nutricional nada recomendable que sitúa este producto en la misma categoría que cualquier otro snack, sino su imagen saludable. Ese es el problema, que nadie se va a comer una bolsa de patatas fritas pensando que está comiendo una ración de verdura, pero los fabricantes si intentan jugar esa baza con estos productos.
Tal vez la clave para no engañarnos es tener presente que estamos ante productos ultraprocesados y que, como tales, nunca van a ser sanos.
¿Quieres picotear con la conciencia tranquila? Muy sencillo: come fruta, verduras crudas o prueba a hacerte chips vegetales tú mismo en casa.
Ayer intenté hacer unos snacks de boniato, pero en realidad se quedaron en láminas de boniato asado, no le puse aceite a la bandeja, pero aún así estaban buenos. Hace años que no pruebo papas fritas de bolsa, demasiada sal y a saber qué aceite le ponen.
Que trampa tan grande todo esto de los snaks procesados, definitivamente todo lo que viene empaquetado es malo para la salud, no hay nada como lo que nos da la naturaleza, que la falsa publicidad con la que continuamente nos bombardean nos han estado quitando por mucho tiempo.