Que la ciencia del “nutricionismo” está a años luz de ser exacta no hay ni que decirlo. Las propiedades de los alimentos varían década a década aunque se cultiven, críen, pesquen, se reproduzcan igual que antaño. Los consumidores asistimos a campañas de publicidad disfrazadas de estudios médicos con asiduidad. Sólo hay que recordar que no hace tanto el aceite de oliva era poco menos que veneno en la cocina. Por eso, de vez en cuando, y aunque tenga una repercusión más bien limitada, está bien que algunos estudios pongan los pies en la tierra a gurús de la comida funcional.
Recientemente hemos podido acceder a los resultados de un ambicioso estudio de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria sobre los reclamos publicitarios de los alimentos. Sus resultados, que recoge el diario El País, son llamativos, el 80% de los reclamos no tienen razón de ser.
Entre los que sí se salvan, algunos alimentos como:
– El café, demostrado que nos despierta.
– El aceite de oliva, como otros aceites vegetales ayudan a controlar los niveles de colesterol.
– Las sacarinas, que al contrario del azúcar, no provocan caries.
Entremos en el campo más interesante del estudio. Hablamos de lo que nos intentan vender como alimentos imprescindibles para la salud. Atención:
– La soja: no es antioxidante, ni ayuda a controlar el colesterol, ni ayuda a mujeres en la menopausia, ni previene la osteoporosis. O sea, una legumbre como otras tantas. Ya no es necesario comerse uno de esos yogures que son tan buenos que no parecen de soja.
– Los yogures con bífidus: no ayudan a las defensas. Susanna Griso, Pedro Piqueras y compañía, ya no os creemos.
– La fibra del trigo: no, no adelgaza.
Vistos los resultados la pregunta que hay que hacerse es hasta qué punto somos víctimas de grandes campañas de marketing de empresas multinacionales que hacen creer a la población casi mundial que una legumbre es imprescindible para nuestra salud. Eso no quita que la soja pueda ser un buen alimento. Pero de ahí a hacer altares nutricionales sobre este alimento hay un trecho. Porque a todo esto me pregunto: ¿Alguien se acuerda ya de las propiedades de la dieta mediterránea? No descarto que dentro de unos años salga un estudio que diga, oigan, que esto de la dieta mediterránea tampoco era para tanto.
Toda la razón. Nos la cuelan como quieren. Es evidente que la publicidad tiene que vender el producto, pero siempre dentro de unos limites y sin engañar. Al final, como en Pedro y el Lobo, no les haremos ni caso.
De todos modos, no creo que exista el alimento supremo. Deberíamos jugar con los ingredientes y crear una dieta equilibrada (da igual la que sea, pero siempre compensada), que al final es la que realmente nos aporta todo lo que necesitamos.
Por cierto, muy interesantes los articulos!
[…] resistencia a los resfriados no nos manifestamos. Más que nada porque no sería la primera vez que nos quieren vender lo que no es. Compartir esta interesantísima […]