Las modas gastronómicas cada vez duran menos. Sobre todo en una ciudad como Nueva York, porque mientras aquí seguimos reponiéndonos de aquella histeria del cronut, allí ya llevan un par de generaciones de adelanto en lo que respecta al próximo dulce diseñado para arrasar en las redes sociales. Porque sí, ahora los pasteles ya no se hacen para comerlos, sino para fotografiarlos en Instagram.
Así que de los mismos creadores del dichoso cronut y del rainbow bagel que todavía sigue arrasando en la ciudad, ahora llega otro Frankenstein de la pastelería más loca: el mufgel. Como los más rápidos ya habrán adivinado por el nombre, se trata de una mezcla entre un muffin y un bagel.
¿Genialidad? ¿Horror? El caso es que tras el cragel (croissant y bagel), que pasó con más pena que gloria y, al menos que nosotros sepamos, no ha cruzado el Atlántico, ahora le toca el turno a las magdalenas. Su fusión con el bagel da como resultado un extraño híbrido con textura a medio camino entre un pan y un bizcocho, y una forma un tanto extraña para abrirlo y rellenarlo, que es como lo sirven en Brooklyn.
Y es que la idea, por supuesto, llega de Scott Rossillo, un nombre que los amantes de los bagels y las modas ya deberían conocer, puesto que de su tienda en el modernísimo barrio de Williamsburg han salido todos estos inventos que tanto triunfan en Instagram y que, más allá de ser una de esas cerdadas muy poco sanas, seguramente están buenísimos.

El problema con las modas es que, a este ritmo, resulta difícil saber si lo que queda de 2016 va a ser el año del bagel arcoíris -que ya hemos localizado por Londres pero todavía no hemos visto en España- o ha llegado el momento de cederle el turno a este mufgel, disponible en versiones tan variadas como tarta de zanahorias o convertido en una pizza con su buena ración de queso y bacon.
La idea suena peligrosa pero, si se trata de inventar cosas para crear modas, ¿por qué no se anima alguien a crear algo a medio camino entre un churro y una torrija, por citar dos dulces de aquí? El resultado, malo no puede estar. Ahí dejamos la idea.
Dejad de comer mierdas de colores, y aprended a comer rico,rico, con fundamento y para toda la familia.
Ni se lo que es un muffing ni un bel… ya me dirás.
Eso son americanadas llenas de grasa sintética. Donde se pongan unos buenos hojaldres de Astorga, o un hornazo salmantino que se quiten esos productos yankis
¿Bagel, muffin? ¿Es antediluviano decir rosquilla y magdalena? ¿Y su fusión, no sé «rosdalena»? Por decir algo…. es que ya cansa tanto anglicismo imbécil teniendo traducción.
Pues que siga triunfando en Nueva York atajo de necios hijos de puta