‘Mindful snacking’: los consejos de los fabricantes de galletas para que no te comas el paquete entero

Respira hondo y conecta con tu yo interior para solo comer un par (Foto: GTres)

Concentrarse en lo que estás comiendo y en el acto en sí de comer para comer más sano, mejor y posiblemente menos. Algo así es a lo que los vendehumos llaman mindful eating en sus cuentas de Instagram a la vez que, claro, intentan venderte algún curso de algo o los zumos détox de turno.

Ahora, el mindfulnismo llega también al mundo de los snacks y las galletas. En un claro ejercicio de arrepentimiento por llenar las estanterías de los supermercados de toneladas de azúcar con colores chillones y dibujos animados para que piquen los más pequeños, los fabricantes quieren aplicar un poco de mindful snacking a sus productos. Y no, no nos hemos inventado el nombre para hacer el chiste. Existe.

La filosofía viene a ser la misma: tomar conciencia de lo que estamos haciendo y concentrar todo nuestro yo en el hecho de que nos estamos zampando una caja de Oreos sin pestañear. Es una buena forma, dicen los expertos, de darnos cuenta de la burrada y dejar de zampar como locos.

La empresa Mondelez, uno de los grandes fabricantes de galletas del mundo, se ha propuesto incluir en sus paquetes para 2025 este tipo de consejos e incluso en su web ya se puede encontrar un documento con las guías básicas de esto del picoteo consciente. Una denominación que nos acabamos de inventar pero que suena realmente bien.

Apagar la televisión, partir las galletas o lo que sea en trozos más pequeños, oler y saborear cada mordisco son algunas de las propuestas. ¿Quién no lo ha hecho alguna vez ante una bolsa de patatas fritas, verdad?

Más de cinco años para implantar algo así parece un plazo suficientemente amplio como para entender que esto, en realidad, es solo una ocurrencia más del departamento de marketing de turno para esquivar el problema real.

De entrada, se deja claro que el problema es totalmente del consumidor, que no sabe comer. La culpa no es de quien fabrica galletas, las publicita, las llena de colores para hacerlas atractivas y lleva años con machaconas campañas de publicidad para que comamos más. Incluyendo a los más pequeños.

La culpa es de quienes son incapaces de no comportarse como gochos y comerse una docena de Donettes de una sentada. O de sus padres, que no les dan de merendar fruta a los retoños en vez de Nocilla. Y mira que en sus anuncios las cremas de cacao insisten en que no hay que comer de lo suyo, sino más verdura y legumbres, ¿verdad?

Pero es que, además, lo del packaging y los consejos de librito de autoayuda barato parece directamente una tomadura de pelo. Cada vez que la administración amaga con exigir un etiquetado en condiciones que informe al consumidor de lo que está comiendo, los fabricantes y sus lobbys miran para otro lado, silban disimulando y siguen a lo suyo.

O se buscan trucos más o menos elegantes para tapar las toneladas de azúcar que llevan sus galletas. Lo tienen que indicar por ley, pero nadie dijo que, casualmente, una parte del envase tape esa información. Bueno, en realidad sí se dice, pero si cuela, cuela.

Que sí. Que es responsabilidad nuestra saber que es mejor una zanahoria que unas Ruffles sentados en el sofá. Y de los fumadores no fumar, pero eso no quieta que a las tabaqueras se les impongan ciertas normas y restricciones.

¿Alguien se imagina un Ducados con consejos de mindful smoking en el paquete? Pues algo así es lo que están proponiendo estos genios.