Michelin pasa de largo en Cataluña

Es uno de los comentarios más repetidos desde que hace unas horas Michelin presentara su guía 2022: ¿qué ha pasado con Barcelona? Es más, ¿qué ha pasado en Cataluña? Porque da la sensación de que los inspectores, directamente, han pasado de largo.

Solo así se entiende que solo una de las nuevas estrellas repartidas haya ido a parar a este territorio. Para rematar el chiste, la estrella de Atempo, de Jordi Cruz, ni siquiera es del todo nueva porque el restaurante ya la tenía en su ubicación original en Girona, ante de trasladarse a Barcelona.

Pero es que hay más. Entre cierres -las 4 de los Adrià en Barcelona- y alguna que se retira (Casamar y Ca L’ Arpa, ambas en Girona), el titular deja poco margen al optimismo: Cataluña pierde media docena de Estrellas y solo suma la citada de Atempo. Un saldo realmente malo que cuesta explicar solo como consecuencia de un año tan duro como 2020.

Es verdad que Barcelona, Madrid y San Sebastián -en ambas hay un nuevo dos Estrellas este año, por cierto- han concentrado muchas de las páginas de las guías durante años, dejando más olvidados otros lugares igualmente interesantes pero donde los mapas de los inspectores no parecían llegar.

Si estamos en una época de desagravios y de poner el foco en proyectos y lugares más pequeños, nos parece estupendo, necesario y justo. Que sea a costa de ignorar otros territorios es algo más difícil de entender. ¿Acaso la falta de personal en la hostelería ha llegado también a Michelin y faltan inspectores?

No os quejéis -se comentaba medio en broma medio en serio a la delegación catalana en la gala de anoche en Valencia- que este año ni Berasategui se ha llevado Estrella. Otro titular, sin duda. Para compensar, eso sí, un premio especial al Chef Mentor.

Al menos no suena a premio de consolación como esas estrellas verdes que recogieron algunos de los que tal vez esperaban algo más. Que es verdad que tienen su importancia y el discurso de la sostenibilidad va ganando puntos, pero no nos engañemos, cuando se viene a por estrellas, una verde no es lo mismo.

Pero volviendo a este aparente divorcio entre Michelin y Cataluña en la guía 2022, pocos pueden explicarse, por ejemplo, que Disfrutar no haya recibido su tercera Estrella. Era su año, se repetía en los corrillos de la gala.

La lista de agravios es larga y un clásico de cada edición. También el recordatorio de que Michelin hace con su guía lo que le da la gana. Pero sorprende esta especie de ninguneo de la guía roja al que sin duda es uno de los mejores restaurantes del país y de los pocos lugares donde sigue viva y en excelente forma esa vanguardia gastronómica. Esperemos que no se convierta en el nuevo Mugaritz -eterno dos Estrellas- se escuchaba en algunos corrillos.

¿O es que Barcelona no puede tener otro 3 estrellas mientras en Madrid brille solo Diverxo? Si jugamos a eso, una para Coque y otra para Disfrutar estarían más que justificadas y seguramente aplaudidas.

Pero no hace falta entrar en conspiranoias regionales, por muy tentador que el asunto resulte. Barcelona, más allá de los cansinos titulares sobre su malograda situación gastronómica frente al esplendor capitalino, tiene una larga lista de locales que merecen figurar en la guía o subir de categoría en ella.

Todo el mundo lo sabe y seguro que también en Michelin. Eso sí, solo ellos conocen la razón para no hacerlo.

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