MasterChef o Top Chef, ¿cuál es el mejor ‘talent show’ de cocina?

Top Chef apura su recta final en Antena 3 cada miércoles. La quinta temporada de MasterChef va cogiendo ritmo en La 1, saltando de domingo a martes con el consiguiente y lógico cabreo de la audiencia. El caso es que, al menos durante unas semanas, coinciden en parrilla los dos programas de cocina más populares de la televisión. Un momento, ¿programas de cocina? Cierto, talent shows de cocina, que no es ni mucho menos lo mismo.

Aparentemente el formato es similar: pruebas de eliminación más o menos complejas, aspirantes que son o quieren ser cocineros, perfiles que dan mucho juego en televisión, un jurado bastante duro, chefs y caras famosas desfilando por el plató, ritmo trepidante de ese que gusta en prime time… Sin embargo, en realidad no se parecen tanto.

¿Eres más de Top Chef o de MasterChef? Es la pregunta del millón entre los adictos a estos dos programas de televisión. Año tras año las cifras de audiencia suelen tener un ganador bastante claro (MasterChef), pero no hablamos de eso, sino del interés y pasión que despierta entre la audiencia.

Tras hablar con unos y con otros, hemos resumido las diferencias y puntos a favor de uno y otro programa en este debate entre lo televisivo y lo gastronómico.

Cocineros y aficionados

¿A qué van a la tele los cocineros de Top Chef? ¿Por qué prestarse a que tu cocina sea ridiculizada ante medio país si tienes un negocio? Esa es una de las preguntas más habituales que hacerse ante este programa.

Frente a los profesionales -en algunos casos chefs reconocidos e incluso con alguna Estrella Michelin en su medallero-, los aspirantes a MasterChef juegan con una gran ventaja: las posibilidades de aprender y evolucionar a lo largo del programa son mucho mayores. También su entusiasmo ante nuevas técnicas o consejos aunque, evidentemente, nunca faltan los que ya creen saberlo todo.

¿Con quién es más fácil que la audiencia se identifique? Evidentemente, con los aspirantes de MasterChef.

El nivel de la cocina

Es una consecuencia directa del tipo de programa y concursantes: al menos sobre el papel se presupone que el nivel gastronómico de Top Chef debería de ser superior. Ya son chefs, insistimos, no alguien que, por mucho que le guste la cocina, puede no haber pisado una profesional en su vida.

Pese a ello, hay que reconocer que en MasterChef los guionistas hacen un buen trabajo y consiguen que las pruebas sean suficientemente complejas y las recetas elaboradas como para que esta diferencia no sea ni evidente ni un punto a favor del programa de Antena 3.

En ambos casos el objetivo no es que la gente en casa aprenda a cocinar, así que no pasa nada si los platos superan con creces el nivel medio de cualquier cocinillas del otro lado de la pantalla.

Los jurados

En ambos casos hay malotes, otros más simpáticos, dos hombres y una mujer… Pese a esos perfiles relativamente parecidos, no es ningún secreto que el jurado de MasterChef, en líneas generales, cae mejor al público.

Tal vez sea que le tienen mejor cogido el punto al guión y todo parece algo más natural. O que el intento de Chicote por ser el Ramsay español sigue sin convencer a todo el mundo. O que el papel de Pepe Rodríguez como el cocinero más tradicional y con un punto glotón hace que resulte más cercano.

No sabemos la razón exacta -posiblemente sean muchas-, pero el trío de MasterChef gana por goleada cuando se trata de caer bien y conectar con el público.

Demasiado reality

Si de algo pecan ambos programas es de que el exceso de reality va ganando cada vez más terreno a la cocina. Tiene que haber espectáculo para mantener el interés y la audiencia, recuerdan los responsables de este tipo de formatos. Y tienen razón, pero la falta de equilibrio hace que a veces canse.

Resulta difícil señalar cuál de los dos peca más en este sentido. En MasterChef, los aspirantes con perfiles más controvertidos o graciosos siempre duran más que lo que la lógica o la opinión de muchos espectadores recomendaría. En Top Chef, los malos rollos entre los concursantes son desde hace ya muchas temporadas parte de la receta habitual del programa, por mucho que algunos defiendan que este programa tiene más de talent y MasterChef más de reality.

Pero incluso en esto parece que MasterChef también ha sabido cogerle mejor el punto al ambiente del programa, alcanzando un tono más simpático para todos los públicos, frente a la atmósfera algo más tensa de Top Chef.

Previsible

Con cada nueva temporada de cualquiera de los dos programas siempre nos viene una gran sensación de deja vu, como si a ese concursante, comentario, invitado o prueba ya lo conociéramos. Todo es bastante previsible en ambos programas, desde los perfiles de los aspirantes hasta las “sorpresas” en cada programa, o el momento emotivo en el que toca llorar.

«Ya verás como a Odkhuu, que cocina estupendamente y cae bien a todo el mundo, se lo cargan cuando queden dos o tres programas”, nos avisa un espectador habitual de MasterChef que ya se sabe todas. Y tres cuartos de lo mismo pasa en Top Chef, donde también se echa de menos algo más de espontaneidad y menos guión encopetado. Sí, es la tele e igual estamos pidiendo demasiado.

La importancia de las redes sociales

Un fenómeno que ha ido ganando importancia en las últimas temporadas es el papel de las redes sociales en ambos programas. Confesamos que nosotros somos de los que lo vemos con Twitter siempre a mano para intentar superar los momentos más aburridos o los horarios maratonianos que se marcan. Y parece que no somos los únicos.

En Top Chef tienen un auténtico ejército de estrellas de Twitter siguiendo y tuiteando en directo el programa. En MasterChef, su community manager hace lo que puede y hay que reconocer que tiene -casi siempre- bastante gracia y sabe conectar con el tipo de público. En este aspecto, Top Chef gana.

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