Si al inicio de esta edición nos hubieran dicho que Flo o Josie llegarían a la final, habríamos pensado más en el tongo que en un progreso conseguido por méritos propios. Sin embargo, hay que decir que ambos se han ganado con creces su plaza en la final. Especialmente Josie, puestos a ser quisquillosos.
Florentino Fernández entraba con un único propósito: pasar del programa 9 para superar al “amiguete” Santiago Segura, y no solo lo ha conseguido sino que, además, ha llegado a la final con una progresión considerable de sus métodos culinarios. Y eso que ha tenido sombras y bastante oscuras, como el plato que hizo precisamente el día en que le trajeron a Segura para desestabilizarlo: un bizcocho crudo con una nata cortada que ni el mismo dudó en bautizar como “Montón de mierda”. Nada que añadir.
Del paso de Flo por el programa cabe destacar también que ha conseguido hacer reír y emocionar a partes iguales tanto al jurado como a los espectadores. Sus lágrimas tras el billete de acceso a la final fueron ciertamente muy emocionantes. Quizá porque no estamos acostumbrados a verle en otra faceta que no sea la de reírse de todo. Como de Pepe, por ejemplo, a quien no ha dejado de perseguir durante todo el programa bajo la piel de Flosie. Personaje que, por cierto, le ha valido varias polémicas al programa. Primero porque no dudó en lamerle la cara a Pepe en plena pandemia, pero, especialmente, por las acusaciones de parodia homófoba que han llevado incluso a la cadena a recortar las grabaciones para eliminar todo rastro del personaje.
Ha pedido disculpas la cadena, Jordi Cruz y hasta el propio Florentino Fernández, quien ha asegurado que nunca ha prendido ofender a los espectadores de TVE, sino únicamente hacer reír. En fin, una polémica más para las arcas del programa. Y ya van unas cuantas.
Josie, por su parte, nunca se ha sentido ofendido por un personaje que, en cierto modo, venía a ser una parodia suya. Y es que bastante ha tenido el pobre Josie con sobrevivir a 9 fosos. ¡9! Con lo bien que lo ha hecho y que mala suerte ha tenido en las pruebas de exteriores. Y es que él como trabaja bien es en solitario. Su delicadeza haciendo bombones fue una delicia. “Porque me gusta -decía- porque me ponen ancas de rana y poto”. Josie ha sufrido de lo lindo pero ha dado una lección al estilo Tamara Falcó: nadie hubiera dado un duro por él y ahí lo tienen. Su cocina ha sido especialmente estética, como cabía esperar de un hombre de moda como él, pero lo de sus estilismos, eso va a quedar -con permiso de La Terre- para la historia del programa. Eso, y su bruma, claro.
Tampoco por Raquel Meroño hubiéramos dado un duro, la verdad. Alguien de quien sus propias hijas decían que, antes de participar en el concurso, solo entraba en la cocina para abrir el microondas. Sin embargo, algo nos dice que, para ella, el programa ha sido algo más que un simple concurso. Había algo de reto, de reafirmación personal. Y vaya si lo ha conseguido. La fuerza que ha demostrado, especialmente tirando de sus compañeros en las pruebas de exteriores, ha sido de manual de superación. Y la demostración culinaria que hizo junto a sus hijas el día de la visita de los familiares fue absolutamente increíble, con una réplica de una tarta en forma de fresa que nada tenía que envidiar a la original a imitar.
De los 5 finalistas, posiblemente Nico sea el que menos nos haya sorprendido ver ahí. Ya desde el principio dio señales de que tenía mano para lo cocina. Es cierto que muchas veces se ha dejado llevar por la pretenciosidad de algunos platos, y que incluso a punto ha estado de quedarse a las puertas de la final con un plato fallido en la prueba de eliminación, pero su concentración a la hora de trabajar, su buen hacer y un cierto don no le han privado de su merecido puesto en la final. Entre sus hitos, haber conseguido hacer las mejores patatas suflé de la historia de MasterChef. Y también su manera de moverse a la hora de explicar los platos, claro.
Demostraciones de fuerza, carácter y un poquito de mala leche…
Esta edición se ha caracterizado también por algunos encontronazos sonados, y casi siempre protagonizados por Celia Villalobos, quien hasta el último momento creyó que sus compañeros la consideraban un rival fuerte a batir cuando, lo cierto, es que prácticamente ninguno la soportaba. Su mal carácter y sus aires autoritarios dinamitaron en más de una ocasión las pruebas de equipo. Especialmente cuando coincidían bajo las mismas cocinas ella y La Terre. Ahí saltaban chispas, y no de los fogones precisamente.
Su duelo final para ver quién se quedaba en el programa es de esos momentos que te hacen de dudar de la posible manipulación del programa, porque ciertamente era lo que todos queríamos ver, un combate mano a mano. Por suerte para nosotros, lo ganó La Terre, aunque solo le sirviera para estar una semana más en el programa. Es quizá la participante que más echamos de menos en la final. Ha sido de las que han evolucionado de verdad, y de las que han demostrado tener buena mano. Si ciertamente es lo que se valora en el programa, merecida tenía también su plaza en la final.
Quizá más que Ainhoa, la verdad, y eso que la vasca también lo ha dado todo, incluidos unos cuantos gritos, contestaciones y hasta un amago de ataque de ansiedad que acabó reprimiendo a golpe de cuchillo en las cocinas. “A mi nadie me habla así”, aseguraba en relación al jurado. Y es que este año ha habido también unos cuantos encontronazos entre los concursantes y el jurado, y curiosamente gran parte de ellos con Pepe, quien pasa por ser el más “dulce” de los tres. Entre La Terre, Ainhoa y algún otro le han dado unos cuantos dolores de cabeza.
… pero también muchas lágrimas
Sí, podríamos decir que este ha sido el MasterChef Celebrity más lacrimógeno de todos. Y quizá ese sea uno de los éxitos del programa (esta edición ha vuelto a ser todo un éxito de audiencias), el ver que los celebrities también tiene su corazoncito, o que también desfallecen, más bien. La emoción de Flo al hablar de su padre (que sigue vivo, por cierto, como él mismo se encargó de aclarar después de que pareciera cualquier cosa por la forma en la que habló de él); las lágrimas de todos los concursantes cuando fue expulsado Juanjo Ballesta, sin duda la despedida más emotiva, o Gonzalo Miró, a quién le augurábamos una estancia más larga en el programa, todo sea dicho; las lágrimas de Pepe con casi todo, incluso con Ainhoa ¡cantando a ritmo de Los Chunguitos! O las de Josie quien ha llorado -¡y mucho!- durante todo un programa que para él ha sido medio tortura medio catarsis. Lo cierto es que, de todos, seguro será el que mejor parado va a salir del concurso. Como decíamos, Josie es, sin duda, la nueva Tamara Falcó.