
Todos hemos oído alguna vez hablar sobres las surrealistas leyes de algunos estados y pueblos en Estados Unidos. Según se puede leer por ahí, en Denver, por ejemplo, está prohibido prestar la aspiradora al vecino y en Pennsylvania se prohibe cantar en la ducha.
Cabe suponer que estos ejercicios de surrealismo legislativo son simplemente vestigios de normas que en su momento pudieron tener algún sentido -lo de cantar en la ducha lo sigue teniendo, cierto- pero que lógicamente no se aplican. ¿Verdad que no?
El caso es que el mundo de la gastronomía tampoco se queda al margen de este circo y rebuscando entre las leyes más absurdas es posible encontrarse con unas cuantas muy divertidas que afectan a la comida. Algunas de ellas incluso protagonizan un divertido ensayo fotográfico de Olivia Locher titulado I fought law.
Hay muchas más, pero este es nuestro particular ranking de leyes absurdas. Porque a veces la realidad supera a un guión de los Monty Phyton.
Dejar a los expertos. En Tulsa, Oklahoma, va contra la ley abrir una botella de soda sin la supervisión de un ingeniero con título. No queda claro si con la presencia de un cuñado es suficiente.
La cervecita de después. Ojo si te vas a vivir a Iowa y eres de los que se llevan la cerveza a la cama. Sí, también hay una ley respecto a eso. Atención: «Después de hacer el amor los hombres no están autorizados a beber más de tres tragos de cerveza mientras achuchan a sus mujeres». Efectivamente, para los gin tonics encamados o lo que ella se toma no parece haber restricciones.
Pepinillos que rebotan. En Connecticut los pepinillos tienen que rebotar -se supone que al lanzarlos al suelo- para que sean considerados pepinillos. La pregunta que llevamos días haciéndonos es qué es un pepinillo que no rebota, ¿un ñu?
Comer pollo frito sólo con los dedos. Eso dice una ley de Gainesville, Georgia. Lo mejor del caso es que, al parecer, un hombre de 91 años fue arrestado en su cumpleaños por incumplir la norma usando un tenedor. El típico iaioflauta, vamos.
Amabilidad ante todo. Una de las cosas que suele llamar la atención cuando se viaja por primera vez a Estados Unidos es que en muchos restaurantes sirven una jarra de agua nada más sentarte. En Arizona se toman muy en serio el gesto, porque una ley declara ilegal rechazar un vaso de agua que te ofrezcan. Es que no tengo sed… no me cuentes tu vida.
La margarina es el mal. No siempre estas leyes absurdas van desencaminadas. De hecho algunas no están nada mal, como esta de Wisconsin que declara ilegal servir margarina en lugar de mantequilla a estudiantes, pacientes y presos, salvo por cuestiones médicas. ¡Viva la mantequilla!, claro que sí.
No sin queso. En Wiscossin está prohibido servir en los restaurantes pastel de manzana sin queso por encima. Ya se sabe que la cocina fusión si no entra por las buenas acabará cuajando por las malas. Con el tema del queso, eso sí, hay algo de bipolaridad entre estados, porque en Tampa Bay (Florida) está prohibido comer requesón (cottage cheese) los domingos a partir de las 6 de la tarde.

Ese aliento. Volvemos al asunto amoroso, porque en Alexandria (Mississippi) son muy cuidadosos con el tema de los alientos de dragón. Por eso está terminantemente prohibido que un hombre haga el amor con su mujer -sobre otras variaciones no se dice nada- con alientazo de ajo, cebolla o sardinas. En este caso la propia ley incluye instrucciones precisas sobre el modo de actuación: se deberá limpiar los dientes si se le pide.
Las ostras también tienen derechos. Desde que el año pasado el estado de Maryland abolió la pena de muerte, se ve que están muy sensibles con esto de los derechos humanos. Y de las ostras, porque incluso hay una normativa que las protege a estos moluscos del maltrato. En realidad nadie tiene muy claro cómo se puede maltratar a una ostra, pero esperamos que no se incluya echarles limón.
Tu hamburguesa es tuya. Otra de esas leyes con las que es fácil empatizar: en Oklahoma está prohibido robar un mordisco de la hamburguesa de otra persona. Nada de compartir y tampoco nada de jugarse la cuenta a suerte en Richmond, Virginia. Allí no se puede lanzar una moneda al aire para ver quien paga el café.
Yahveh y las cebollas. Está claro que la cebolla no tiene muy buena prensa entre los legisladores estadounidenses. En Hackberry (Arizona) una ordenanza prohibe a las mujeres comer cebollas crudas mientras beben buttermilk en Sabbat. No es que no sea kosher, es que semejante combinación tiene que ser directamente pecado. En Bostón, por cierto, está prohibido comer cacahuetes en la iglesia. ¿Y un marmitako en el altar? No hay datos al respecto.