Les Grands Buffets, así se come en uno de los mejores buffets del mundo

Calidad o cantidad. El clásico dilema gastronómico en el que, cuando hablamos de buffets, suele ganar la segunda parte de la ecuación. ¿Existe alguno en el que más allá de comer mucho, se puedan encontrar platos y productos de calidad? Pues sí porque, como toda regla, esta también tiene excepciones.

Hace unos días estuvimos visitando una de las más conocidas: Les Grands Buffets, en Narbona, Francia. Considerado uno de los mejores buffets del mundo, aunque lleva más de 25 años en activo, según nos explican sus responsables, la aparición en MasterChef la temporada pasada sirvió para que mucha gente en España lo situara en el mapa y se animara a viajar hasta aquí.

¿Pero merece la pena escaparse hasta allí sólo para probar un buffet? La verdad es que sí. No sólo por la comida, sino porque es una excelente excusa para pasar el día o un fin de semana en esta pequeña y bonita ciudad del sur de Francia a la que, por cierto, desde Barcelona se llega en apenas 2 horas y media (5 horas desde Madrid) gracias a las conexiones internacionales de Renfe-SNCF.

La idea es sencilla: ofrecer buenos platos, clásicos de fiesta de la gastronomía francesa y productos de gran nivel, a un precio relativamente popular, unos 33 euros, sin incluir los vinos que, por cierto, merecen un capítulo aparte. La oferta es realmente inmensa y harían falta muchas visitas -o muchísimo apetito- para poder probar todos los platos que se ofrecen.

La zona de asados (rostisserie) es una de las más icónicas y de visita obligada. Además de los asados (cochinillos, codornices, cordero…), 8 chefs se encargan de preparar y servir algunos de los platos que se preparan o rematan al momento.

La oferta incluye desde un steak tartar, hasta langosta, vieiras o cassolette, para los que busquen algo más potente y no tengan miedo de llenarse antes de probar más platos. De todos modos, antes de atacar esta zona, merece la pena probar las ostras y el foie gras, otros de los de grandes atractivos de Les Grands Buffets.

Por supuesto, también hay sopas; ensaladas; una zona bio -no muy transitada, la verdad- para los que busquen algo más sano; diferentes variedades de jamón que el comensal puede cortarse el mismo; embutidos y, por supuesto, una selección de quesos que por sí sola merece la visita: 45 variedades francesas e internacionales que, además, se ampliarán a lo largo de este año hasta superar el centenar.

Mientras hacemos hueco para los postres, paseamos por la zona del jardín y nos colamos en la cocina. Allí se preparan mucho de los platos, las bandejas de producto, se abren las ostras… Todo en un entorno en el que se han tomado ideas de higienización de los hospitales, se trabaja sobre mesas refrigeradas por aire o reina la luz natural.

En el obrador de los postres se elaboran el centenar de dulces, tartas y pasteles que ocupan la que, sin duda, es una de las zonas más espectaculares de Les Grands Buffets, presidida por una enorme fuente de chocolate. Pero es verdad, hace falta mucho control para llegar con hambre al momento de los postres.

¿Y para beber? Los que teman que la sorpresa en la cuenta venga a la hora de pedir el vino, pueden estar tranquilos. La carta de vinos es espectacular (más de 70 referencias de la zona de Languedoc-Roussillon) que se pueden pedir por botellas o por copas. Sí, todos los vinos por copas, lo que convierte la oferta de Les Grands Buffets en una de las mejores del mundo en este terreno.

El precio de las botellas -nos explican- es el mismo que en la bodega, con lo que tampoco es mala idea aprovechar la visita para llevarse unas cuantas de vuelta a casa. Es más, quienes se animen a comprar media docena de botellas, se ahorran la que tomen durante la comida.

Una excursión gastronómica de lo más recomendable. Por descubrir Narbona -ojo a su mercado, donde también se puede comer muy bien si nos quedamos por allí más de un día- y por descubrir uno de los mujeres buffets del mundo.

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