Es una batalle legal que se remonta ya muchos años y que, aunque en Europa sigue, parece que en Estados Unidos ya tiene vencedor: las bebidas vegetales elaboradas con avena, soja y almendras podrán denominarse leche.
Esa es la recomendación de la FDA (Food and Drug Administration) en un reciente informe que, cabe suponer, acabará teniendo efecto legal en algún momento. La decisión parece poner fin a un enfrentamiento entre la poderosa industria láctea y el cada vez más influyente sector de los alimentos y bebidas plant based. Un segmento al alza, en el que este tipo de leches vegetales son las más veteranas y afianzadas en el mercado.
La FDA ha tumbado uno de los principales argumentos de los productores lácteos: etiquetar las bebidas vegetales como leche podría llevar a confusión al consumidor. Algo que parece claro que no es así, según los estudios realizados por esta entidad y que, no nos engañemos, tiene poco sentido.
¿Alguien en el supermercado puede equivocarse entre leche y leche de avena, incluso si se llamara igual? Hasta ahora no parece que ninguna marca vegetal haya mostrado interés en hacerse pasar por leche, porque precisamente su cliente es el que buscar alternativas a la leche.

De todos modos, si el nombre, el diseño, la marca o este tipo de detalles no son pista suficiente, un truco para distinguirlas: las vegetales suelen ser bastante más caras que la leche de vaca.
A la espera de ver cómo evoluciona el caso en Estados Unidos, en España -el mayor consumidor de bebidas vegetales de Europa- solo la leche de almendras puede llamarse así, mientras que el resto de productos de este tipo tienen que denominarse ‘bebida vegetal’.
Y vistos los movimientos en Europa -que recientemente derogaba la norma que incluso impedía cualquier guiño de los productos vegetales a los lácteos a los que pretenden sustituir- no parece que las cosas vayan a cambiar a corto plazo.
Pero volviendo a Estados Unidos, lo cierto es que los productores de bebidas vegetales tampoco están del todo contentos con la FDA. Es cierto que ahora podrán etiquetar sus productos como leche, pero la recomendación también propone que queden muy claras en el envase las diferencias nutricionales entre la leche de vaca y estas bebidas.
Es decir, habrá que explicar en el etiquetado las diferencias en cuanto a calcio, vitaminas o azúcar en comparación con la leche de vaca. Algo que, estamos convencidos, hará que los departamentos de marketing de turno se las ingenien para cumplir la ley, pero sin dejar demasiado claro lo que no les interese.
Si de lo que se trata es de evitar que se engañe o reste información al consumidor, sin duda, una normativa de este tipo parece mucho más interesante que prohibir que una bebida que muchas personas usan como alternativa a la leche pueda llamarse así.