La química de lo natural

ingredients-of-an-all-natural

Ni es un huevo de la típica gallina mutante de Fukushima, ni se trata de un plátano transgénico desarrollado en secreto por el Club Bilderberg y Voldemort. Aunque una lista de ingredientes como esas de ahí arriba asustaría a cualquiera, en realidad se trata de alimentos naturales. Y es que, por mucho que sorprenda a quienes identifican automáticamente lo químico con el mal, la composición de algo tan aparentemente sencillo como un plátano o un huevo es en realidad un complejo cóctel de elementos químicos.

Así lo recuerda James Keneddy, un profesor de química británico -que ejerce ahora en Australia- aficionado al diseño y que se ha dedicado a enumerar la lista de componentes de algunas frutas y otros alimentos. De hecho, su lámina sobre un All natural banana llegó a ser bastante famosa en el mundillo un tanto friki de Reddit y  ahora comercializa alguno de sus diseños en forma de posters y camisetas. Merece la pena echarle un vistazo a la tienda.

Ya, el típico esbirro de las multinacionales que hace apología del aspartamo y encima quiere vendernos algo, pensarán quienes  el otro día se pusieron como fieras con este artículo publicado en El Comidista sobre el último libro de J.M. Mulet. Pues no parece ser el caso, porque él mismo confiesa ser bastante aprensivo con ciertos aditivos de los alimentos.

Matiza además, en referencia al plátano en cuestión, que se trata de una pieza de fruta no transgénica y que en la lista de componentes que enumera no hay ningún pesticida, fertilizante u otros «contaminantes». No llega a concretar si es frutivegano y practicante de biodanza, pero así a primera vista no parece un tipo sospechoso de estar en nómina de Monsanto.

En cualquier caso, explica este profesor de química que simplemente se proponía demostrar que los llamados productos naturales son químicamente más complejos que cualquier cosa que se pueda hacer en un laboratorio. De ahí que hablar de ellos como simples o puros -protesta- sea una auténtica estupidez.

Así que no se trata de volver una vez más a ese animado y controvertido debate en torno a los productos naturales y la producción agrícola, por mucha gracia que tengan -eso es verdad- algunas de las teorías conspiranoicas que se suelen usar para rebatir criterios científicos.

Pero tal vez no estaría de más que algunos colgaran en la pared alguno de estos pósters. Aunque sólo sea para recordar que ese estupendo tomate de la huerta del pueblo -que han sulfatado para que no se lo comieran los bichos pero que no sabe a plástico porque ha madurado en la planta y nos lo hemos comido en plena época- también está repleto de químicos.

1 COMENTARIO

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí