«Mira, Nena, este libro, esta historia, ha de tener olores, sabores y algún grito. Más de uno. Porque tú, Nena, siendo tú, eres también la historia de un restaurante, la historia de un barrio herido, que ahora reza a otro dios, aunque quizá sea el mismo»
La Nena es Rosa Gil y el restaurante -es fácil de adivinar- Casa Leopoldo, uno de esos locales enraizados en la historia de El Raval y de Barcelona. Punto de reunión de toreros, políticos y aquella gauche divine de los sesenta, por allí pasaron y siguen pasando algunas de las figuras más destacadas del mundo literario y artístico de esa Barcelona que fue y que a ratos parece querer seguir siendo, aunque cueste adivinarla entre las riadas de turistas que suben por Las Ramblas.
El periodista Arturo San Agustín es el encargado de narrar la intensa vida de Rosa o, lo que es lo mismo, la historia de Casa Leopoldo. Una crónica que trasciende de lo gastronómico para después volver a los fogones y a los rodaballos de esta casa, entre anécdotas de la Nena y de los habituales de ese barrio que se llamaban chino o distrito quinto.
Olores e historias de una Barcelona que parece en extinción y que -incluso quienes no la conocimos- también empezamos a echar de menos. Sirva este libro (El Aleph Editores, 20 euros) para reinvindicar lo que queda de ella y quien sabe si, incluso, salvarla.
Porque Casa Leopoldo sigue ahí. Y cuentan quienes han pasado por este restaurante que hay días que Rosa relata en primera persona muchas de las anécdotas recogidas en el libro. Con toreros, estrellas de cine, escapadas a Portugal…
Y Vázquez Montalbán, claro. Él y su Pepe Carvalho eran de los habituales del Leopoldo, así que quienes necesiten una excusa para acercarse hasta aquí, deberían echar un vistazo a esa ruta «La Barcelona gastronómica de Pepe Carvalho» -organizada por Viemociones con Carmen Alcaraz, que de cultura gastronómica sabe un rato- que nos lleva directos a Casa Leopoldo. Cuesta imaginar un mejor final para el libro.
