El mundo del vino vive su particular transformación hacia formas de producir más sostenibles. Los vinos con certificación ecológica han dejado de ser una rareza para ser una parte importante del mercado. Y todo hace pensar que las bodegas que no trabajan ya sus campos en ecológico no tardarán en hacerlo.
De hecho, este discurso ya está dejando paso a propuestas que van un poco más allá, y cada vez se habla más de la viticultura regenerativa. No se trata ya sólo de cuidar el suelo, sino de trabajarlo de forma que se regenere, frenar la erosión y aumentar su biodiversidad.
Y en este proceso de cambio en el sector, los edificios de las bodegas también están jugando su papel. Pasada la época en la que tocaba presumir de arquitecto famoso y diseños despampanantes, ahora la sostenibilidad manda a la hora de concebir estos espacios donde se elabora y almacena el vino.
Una carrera donde la bodega riojana Beronia acaba de conseguir un hito al convertirse en la más sostenible del mundo. No es que sea un concurso, sino que así lo acreditan -según nos contaban sus responsables en una reciente visita- la calificación LEED V4 BD+C:NC y LEED Gold del nuevo edificio. Es la máxima que se puede conseguir en construcción sostenible y la primera vez que una bodega se hace con ella.
Inaugurada hace unos meses muy cerca del edificio histórico de esta veterana casa riojana y destinada a la producción y guarda de los vinos de autor, aquí se elaboran las referencias más especiales de Beronia y también algún que otro experimento de Matías Calleja, enólogo, gerente de la bodega y una de las personas que mejor conoce los vinos de Rioja.
Aunque probamos cosas muy interesantes en esta visita -sí, también en La Rioja las bodegas clásicas saben jugar-, volvamos al singular edificio que alberga estos vinos. Totalmente integrado en una leve colina del paisaje, las instalaciones de este edificio diseñado por el estudio de arquitectura IDOM se climatizan con energía geotérmica y, además, emplean otras tres energías renovables (aerotermia, fotovoltaica y térmica solar) para asegurar su eficiencia.
El jardín de la parte superior no sólo configura un bonito paseo con unas estupendas vistas sobre el entorno -es parte del recorrido sugerido a las visitas guiadas-, sino que también juega un papel a la hora de aislar el espacio interior y facilitar su climatización. Pero más allá de lo bonito y luminoso que resulta todo, la limpieza del espacio, la seguridad y la comodidad de quienes trabajan allí también se ha tenido en cuenta en el diseño.
¿Pero influye todo esto de algún modo en si un vino es mejor o peor? Posiblemente no lo notaremos en la cata, pero cada vez son más los clientes a los que les interesa más la historia de una bodega o los detalles de cómo se produce el vino, que si es o no redondo en boca.