Kürbiskernöl, aceite de semillas de calabaza

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Hay vida más allá del aceite de oliva, aunque a nosotros también se nos olvida muchas veces. De entrada, el de girasol para cocinar algunos platos que no requieran la intensidad del aceite de oliva. Y el de sésamo, claro, para darle ese toque exótico a algunas recetas.

Hace poco sumamos uno a la lista aprovechando una visita por Viena y el consejo de una amiga que sabe mucho de cocina austriaca: aceite de pipas de calabaza. Kürbiskernöl, si queremos presumir de idiomas. Un producto que -según nos chiva la Wikipedia– también es típico de ciertas regiones de Hungría, Croacia y Eslovenia e incluso en algunas de ellas cuenta con una denominación de origen protegida. Muy sano y rico en Omega 3, por cierto.

¿A qué sabe? A pipas de girasol, frutos secos tostados… todo con un sabor muy concentrado e intenso. De hecho es suficientemente denso y fuerte como para que haya que moderarse con la cantidad. La textura y el color oscuro (verde oscuro, en realidad) hacen que su aspecto pueda recordar un poco a la dichosa reducción de vinagre de modena, así que podemos emplearlo en su lugar para marcarnos un tanto, en la próxima cena, despistando al personal.

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¿Para qué se usa? Más allá de las propiedades medicinales que algunos le atribuyen y sus posibilidades para la repostería -algunos dicen que es mejor no usarlo en caliente porque altera su sabor-, por ahora sólo nos hemos atrevido a usarlo como aderezo en crudo.

Y nos ha gustado mucho para animar una ensalada (con cuscús, tomate y rúcula, en la foto) o unas verduras a la plancha con un punto original. Tenemos pendiente probarlo con pescado asado -en crudo, también, antes de servir- o como proponen por aquí para añadirlo a una crema de verduras.

Aunque en Austria es fácil de encontrar en cualquier tienda o supermercado, por aquí resulta un poco más complicado dar con él. Y caro, por supuesto. Más allá de herboristerias, centro de dietética y demás, donde casi lo venden en la sección de productos milagrosos -es que somos muy escépticos-, en Mumumio venden uno  de 250 cl. por 12 euros. Y aportan algunos consejos interesantes sobre su uso y maridaje, por cierto. Es caro pero, como decíamos, la buena noticia es que hay que usar muy poco.

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