Que Karra Elejalde es un auténtico txapeldun (campeón en euskera) es algo sobre lo que no cabe tener demasiadas dudas. Ha pasado de ser -como él mismo nos cuenta- «el de Airbag» a «el de 8 apellidos vascos«, pero en realidad su carrera en el cine y en el teatro va mucho más allá de los taquillazos de turno.
Ahora anda en plena promoción de 8 apellidos catalanes, la última película de Emilio Martínez Lázaro y secuela de la que a día de hoy puede presumir de ser la más taquillera del cine español. Algo que, como él mismo reconoce, viene muy bien para la carrera y la economía, pero no tanto a la hora de lidiar con la fama y salir tranquilamente por la calle.
Pero no vamos a hablar de cine, sino de txapeldunes, los premios que cada año otorga el Grupo Sagardi para reconocer la trayectoria de una personalidad de esas que se salen del camino habitual, y que el año pasado recayó, en forma de enorme txapela, sobre la cabeza de este alavés.
Como debe de ser. Los vascos somos más de dar txapelas que dinero para premiar, bromea él mismo con un remarcado acento vasco. Ahora tocaba pasar el testigo a Jon Sistiaga, el periodista que la pasada semana fue nombrado en Barcelona Txapeldun 2016 por Iñaki López de Viñaspre, presidente de Sargardi.
Así que aprovechando la ocasión, no pudimos resistir la tentación de sentarnos 5 minutos con uno de los actores más populares del momento y hablar, claro, de gastronomía. Y, ya puestos, tras haber compartido alubiada y txuleton, incluso nos atrevimos a ponerle en un compromiso: puestos a elegir 8 platos vascos o catalanes, ¿con cuáles se quedaría?
- ¿Txistorra o butifarra? «Butifarra»
- ¿Esqueixada o bacalao al pil pil? «Bacalao al pil pil, una de mis especialidades»
- ¿Marmitako o mandonguillas? «Mamitako»
- ¿Pa amb tomàquet o pintxos? «Pintxos»
- ¿Txakoli o vermut? «Vermut, que los alaveses somos más de vino»
- ¿Escudella o alubiada? «Escudella, pero me cuesta mucho tener que elegir»
- ¿Chuletón o fideuá? «Uf, qué complicado. Venga, fideua»
- ¿Gosua o crema catalana? «Gosua. Pero no sería mala idea ponerle caramelo quemado»
Un test rápido en el que, pese a los últimos papales que ha interpretado, Elejalde apuesta por una calculada corrección política. Empate técnico entre el menú vasco y el catalán aunque, la verdad, estamos de acuerdo con él en que es muy difícil elegir.
Y es que la popularidad disparada con sus dos últimas películas -nos explica apoyado en la terraza del restaurante 1881 de Barcelona, donde se han entregado los citados premios Txapeldun– tiene ese doble filo. Mucha exposición pública, titulares sacados de contexto y polémicas, como la reciente creada en torno a unas declaraciones suyas sobre el Athletic. «Quiero aprovechar par mandar un abrazo de verdad a todas las peñas y aficionados del equipo», nos dice cuando le contamos que somos de Bilbao.
Pero volviendo al tema gastronómico, ¿cumple Karra Elejalde ese tópico del vasco al que no sólo le gusta comer bien, sino también andar entre pucheros? «No sólo lo cumplo, es que me encanta cocinar. En la vida real yo crecí en un bar, en el merendero que tenía mi madre», recuerda.
Y se le da bastante bien, asegura, aunque tiene su propia filosofía al respecto de las nuevas tendencias en la cocina. «No por echar más cosas a la comida va a ser mejor. Ojo, que no está de más salirse de lo tradicional, pero quedándonos con un buen producto, añadirle poquitas cosas… unas kokotxas, una merluza, un besugo a la parrilla».

Calidad de la materia prima. Eso es, según Elejalde, lo que define a la gastronomía vasca. ¿Así que mejor una buena chuleta que una esferificación? «No te digo que sobren esas nuevas técnicas. He comido donde Arzak y a Juan Mari le adoro. Me parece uno de nuestros mejores embajadores, pero también Karlos Arguiñano, que hace otro tipo de cocina más sencilla y más en esa línea de producto y pocas cosas».
Si hay que elegir entre comer o cocinar, la elección no es fácil. «Van de la mano. Si tienes el morro fino y te gusta comer bien, acabarás cocinando», apunta el actor. «A veces, aunque sea sólo para mi, si tengo un buen rato libre me meto en la cocina y me dedico a cocinar y a hacer experimentos».
«Cocinar para los amigos me parece una cosa muy bonita, un gran acto de generosidad», nos cuenta. «Tengo un txoko, y aunque voy poco (todos los jueves cuando puedo, matiza), cuando me toca cocinar a mi, entre que estás desde la mañana, vas probando y tal… a la hora de comer ya no tienes hambre, pero estás pendiente de si has triunfado y si a la gente le gusta lo que has preparado».
¿Cuál es la especialidad de Karra Elejalde cuando se pone el delantal? Papel y boli porque no pinta nada mal la receta que nos propone. «Un bacalao al pil pil hecho por un lado y una porrusalda hecha también por separado. Pasamos la porrusalda por el pasapuré, la reducimos un poco más, y se pasa por el chino para que quede delgadita y suave. Se coloca eso como base en el plato y encima las tajadas de bacalao al pil pil».
Y, como dirían en 8 apellidos catalanes, Karra se viene arriba con el recetario. «El otro día inventé otra receta con bacalao que yo la llamo al pilpisto. Quería hacer una Ikurriña con el plato, así que doré pimiento verde y rojo. Después le añadí un pil pil normal, y todo el que lo probó me dijo que estaba muy bueno».

Pese a este espíritu de cocinillas vasco de manual, Karra Elejalde se pone más serio para recordar que no quiere acabar encasillado en ese papel. «Ya hice un apunte en Acción Mutante, pero después dejé un poco apartado el personaje. Después ha salido 8 apellidos vascos. No me apetecía hacer mucho la segunda por miedo precisamente a acabar siendo el actor pegado a un papel, más aún después del anuncio de La Gula, y había hecho una colaboración también para Tele 5 en la serie El Chiringuito de Pepe en esa misma línea…»
«Hay un momento en el que hay que parar, no queremos ser Chanquete toda la vida», reivindica. «Hay trabajos mucho mejores que he hecho antes -Elejalde ha trabajado en más de 50 películas y fundado 5 grupos de teatro- aunque ahora haya dejado de ser el de Airbag para ser el de 8 apellidos ya para los restos. Pero soy joven y seguro que todavía puedo hacer cosas mucho mejores, porque los actores con la edad vamos cogiendo poso, autoestima y eso equivale a no sobreactuar».
Una fórmula que el actor traduce al mundo de la cocina: «Cuando estás haciendo un arroz y en el último momento decides echar un poco más de arroz o de agua, hay está el fallo». Cuando crees que el personaje está dado -continúa- pero le pones un poquito más de sobreactuación para que lo entienda todo el mundo, ahí la lías».
Pese a esta cercanía que Karra Elejalde dibuja entre el mundo del cine y el de los pucheros -«cada plato necesita una salsa y cada película un tipo de personaje y actuación», apunta- hay una realidad incontestable: en los rodajes se come mal. «Fatal, terrible», concreta. Las prisas, la producción, los catering…
«La única vez que recuerdo haber comido bien en una película fue no sé si en Airbag o Año Mariano, en las que Karlos Arguiñano, escandalizado por lo que nos daban de comer, se plantó y dijo que al día siguiente preparaba la comida él. Nos sentamos a las 2, nos levantamos a las 5 y toda la jornada de rodaje se echó a perder, pero comimos como nunca».
Como vasco-catalanes, coincidimos bastante con el gran Karra, Lo único quizá, que nos quedamos con el Txakoli, jajaja
Eso sí, para comer, en cualquier sitio menos en el grupo sagardi (menuda turistada aprovechándose de la cultura gastronómica vasca).
http://hemosvisto.blogspot.com/2014/03/ocho-apellidos-vascos.html