Por Iker Morán
Por si queda alguien ahí fuera que no se haya enterado, la cerveza artesana está de moda. Más allá de las dosis de tontería que cualquier moda acarrea, la parte buena de esta histeria cervecera -que promete quedarse por aquí unos cuantos años- es el aumento de la cultura y respeto hacia esta bebida y, por supuesto, la aparición de muchos pequeños productores que se toman la calidad muy en serio.
Una lista en la que, desde hace unos meses, se ha colado Ilda’s Town Beer, la primera cerveza artesanal de Sant Cugat, localidad cercana a Barcelona. ¿Y qué tiene de especial esta cerveza respecto a las decenas que ahora mismo se elaboran por todo el país? Que se trata de una microcervecería –microbreweyy, que dicen los expertos- en el centro del restaurante Xarlot. Cuatro variedades de cerveza artesana (Clot, Mar, Ros y Torr) elaboradas allí mismo para llevarnos a casa, acompañar la comida o, simplemente, probarlas en la barra.
Una idea que en Barcelona ya funciona a gran escala -y salvando las distancias,claro- en la Fábrica Moritz o, desde hace más años, en «La Cervecera Artesana», y que Àlex Ros ha decidido trasladar a Sant Cugat. Con él y con Sergi Sanjuan charlamos entre botellas de Ilda’s, sacos de malta de cebada y con los depósitos de cerveza como testigos de este rápido máster cervecero.

Y es que esta pequeña cervecería -capaz de producir 500 litros semanales de cada una de las cuatro variedades- ocupa un lugar privilegiado en el restaurante, remodelado para la ocasión y que, eso sí, queda un poco alejado del centro de la localidad. Según nos cuentan, en principio se barajó la idea de montar la cervecería en Matilda -un restaurante de la misma familia pero más céntrico- pero al final, por una cuestión de espacio, se optó por esta localización.
Que nadie se asuste, que una microcervecería no es -como algunos grandes maestros cerveceros parecen sugerir- un oscuro agujero similar al laboratorio de Breaking Bad. En este caso se trata de una zona acristalada y a la vista del bar y el comedor del restaurante, con cuatro grandes depósitos metálicos y toda la maquinaria necesaria para cocer y fermentar la cerveza.

Ahí reside la gracia y el encanto de esta propuesta, que va más allá de la cerveza artesana para apostar por lo local -recién sacada del depósito, más de proximidad imposible- y combinar cerveza y gastronomía. De hecho, además de la carta habitual del restaurante, también hay un menú especial de tapas para maridar con las diferentes especialidades de Ilda’s.
Esta nueva familia cervecera consta por ahora de 4 miembros. Ros es una pilsner de inspiración checa y, posiblemente, la más sencilla y fácil de beber. Clot sube un peldaño con un guiño a las cervezas anglosajonas y un punto más amargo que a nosotros nos convenció desde el primer momento. A la lista de nuestra favoritas desde ya mismo. Mat, de trigo -tal vez la más convencional-, y la estupenda Torr, tostada, densa y de estilo belga. Cada una, por cierto, tiene su propia botella con diseño personalizado para quienes se animen a llevársela a casa. Y aunque estamos en julio y suene raro, Àlex y Sergi nos confiesan que ya se está trabajando en una edición especial para navidad. La producción artesanal lleva su tiempo, claro.
Un brewpub -por seguir con la jerga de este mundillo- que tras unos cuantos años en la cabeza de su responsable ahora es ya una realidad que poco a poco va cogiendo ritmo. Eso sí, para probar las cervezas Ilda’s no hay más remedio que acercarse a Sant Cugat porque por ahora no se distribuyen. El siguiente paso -nos cuentan- será llevar la cerveza a los otros restaurantes de la firma (como el citado Matilda) y tal vez a algunas tiendas, pero para eso primero habrá que aumentar la producción. Y es que la buena acogida hace que los tiradores del Xarlot den buena cuenta de todo el contenido de los depositos.
En cualquier caso, el paseo hasta allí merece la pena porque Ilda’s Town Beer ha colocado definitivamente Sant Cugat en el mapa de los aficionados a la cerveza.