Entrenando para la ‘Cata por Parejas’ de Vila Viniteca: no he acertado ni uno

¿Serías capaz de reconocer un vino solo probándolo? Quienes se vengan arriba y crean que no es tan complicado, hace unos días fuimos testigos de cómo reconocidos sumilleres y expertos en la materia fallaron uno tras otro los siete vinos que desfilaron en la comida organizada por Vila Viniteca para presentar la nueva edición de su famosa Cata por Parejas.

La cita esta vez será en Madrid, el próximo 12 de marzo. Consolidada como una cita ineludible en el mundo del vino para profesionales y aficionados, llega a su edición número 15 con un nuevo éxito de convocatoria. Las 120 plazas dobles se agotaron en menos de 4 minutos, y a la llamada han acudido participantes de Dinamarca, Reino Unico o Finlandia, entre otros.

Algunos se lo toman muy en serio, para otros es una fiesta, comentaba Quim Vila, que confiesa que a estas alturas no tiene todavía decidida la lista final de vinos para esta edición. La organización y logística del evento es realmente fascinante y muy pocas personas de la casa la conocen.

María Diamantes se ha encargado de diseñar el cartel de esta edición

Incluso quienes sirven las copas a los participantes, en ningún momento han visto la botella, y un grupo de catadores se ocupa de probar cada una de las botellas que se descorchan ese día para la cata. En la última edición se abrieron 1.100 botellas, de las cuales se descartaron 12.

En una primera fase, los participantes tienen que tratar de adivinar siete vinos. 10 clasificados pasan a la final, donde otros siete vinos les esperan. De cada vino, hay que descubrir el país (1 punto), la zona de origen (1 punto), la Denominación de Origen (2 puntos), las variedades de uva (3 puntos), la añada (3 puntos), el elaborador (3 puntos) y la marca (2 puntos).

Durante la comida de presentación, Quim Vila rescató algunos vinos que han salido a lo largo de estos años en las diferentes ediciones de la Cata por Parejas. Un juego realmente divertido (y muy bien acompañado por los platos de Rafa Zafra en el restaurante Amar), en el que incluso un Fino La Ina se nos resistió a todos los asistentes.

Y es que, en la cata, lo mismo pueden aparecer vinos exclusivos y no muy conocidos que otros tan populares como este La Ina. Tampoco hubo suerte con el albariño de Pazo Señorans -añada 2013, ¡qué bien envejece!- y que pese a ser un blanco relativamente conocido, nadie supo identificar.

Fino La Ina para los aperitivos

Como alguna vez nos han contado participantes, lo mejor que te puede pasar en una cata es que reconozcas el vino porque ya lo has probado y lo recuerdas, pero lo más habitual es comenzar un proceso que pasa por ir arañando datos a base de probar, ver y oler el vino. Empezando por si es de Viejo o Nuevo mundo (así habla esta gente que sabe), el tipo de uva… Y así, ir buscando pistas hasta dar incluso con la referencia y el año exacto.

Y todo eso, comentan quienes han participado alguna vez, en pareja, con lo que muchas veces la opinión no coincide y toca llegar a acuerdos. De hecho, se dice que una de las frases más escuchadas en esta cata es un rotundo «ya sabía yo» cuando se desveló el misterio de cada botella.

Por cierto, para no herir el orgullo de expertos y catadores, solo se conoce el nombre de las diez mejores parejas que pasan a la final y no la puntuación exacta del resto de participantes. Estamos convencidos de que muchos lo agradecerán.

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