Ensalada y pizza. ¿De verdad la dieta de los españoles es “sana y equilibrada”?

La verdad es que cuesta creerlo, pero según los últimos datos del Informe del Consumo de Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el plato más consumido en España es la ensalada verde. Y gana además por goleada al segundo clasificado, que parece aportar algo más de realismo al tema: la pizza. Seguida, por cierto, de la ensalada de tomate, lo que crea un trío que parece sacado de un anuncio de esos en los que unos abuelos rancios preparan a sus nietos una pizza.

¿Pero de verdad es la ensalada verde lo que más se consume en los hogares del país como asegura este estudio, o estamos ante un fenómeno similar al de los documentales de La 2 que, supuestamente, todo el mundo ve?

Estábamos convencidos de lo segundo, pero revisando la metodología del estudio resulta que no es la típica encuesta telefónica a una muestra absurda que luego se extrapola, sino que está basada en datos de miles de familias que van registrando su compra diaria. Así que toca creerse el exitazo de las ensaladas y el tomate en las familias del país.

Aunque lo lógico sería hacerse alguna que otra pregunta al ver esa pizza en el segundo puesto -¿será que triunfa la idea de que una ensalada compensa zamparse luego cualquier alimento procesado?-, desde el Ministerio son más de ver el vaso medio lleno.

“La dieta de los españoles continúa siendo sana y equilibrada, con la ensalada como producto más consumido”, tuiteaban al presentar los datos de este informe en el que, por cierto, las lentejas, la pasta, la tortilla de patatas, las judías y los huevos fritos también triunfan.

¿Un éxito de la dieta Mediterránea? ¿Pueden los nutricionistas y SinAzúcar.org retirarse ya a descansar ante unos datos llenos de lechuga, tomate, merluza y huevos?

Pues lo cierto es que un vistazo a la evolución de las cifras obliga a moderar el optimismo ministerial. Porque, aunque es verdad que, por suerte, todavía estamos lejos de países como Reino Unido donde la comida ultraprocesada es mayoritaria en la cesta de la compra, desgraciadamente esa es la tendencia. Y lo que la industria alimentaria se encarga de animar.

De entrada, cae el consumo en los hogares en favor de la alimentación fuera. ¿Alguien come más sano fuera que en casa? No hay más preguntas señoría.

Segundo dato y mucho más preocupante: caída en el consumo de frescos. Hortalizas, frutas y pescados caen más del 3% respecto al año pasado, pese a seguir siendo los productos mayoritarios en la cesta de la compra si se mide el valor y la cantidad. 

La carne, por cierto, también cae, aunque menos. Es decir, compramos menos carne fresca -posiblemente en favor de más preparados- y encima su caída es inferior a la de otros productos más sanos.

Tercera bofetada de realidad: efectivamente, hay un repunte en la compra de comidas ya preparadas, sin duda el síntoma más inequívoco de que cada vez cocinamos menos y comemos peor.

Tampoco es que queramos ser los pinchaglobos -en realidad los nutricionistas tampoco están muy de acuerdo con la interpretación del Ministerio-, pero por si no había quedado claro que la perspectiva de futuro no es nada buena, ahí va otro detalle: los supermercados revalidan su liderazgo frente al comercio tradicional.

Incluso en la compra de producto fresco, el supermercado gana al mercado, lo que está muy lejos de ser una buena noticia. No, no es romanticismo, es simplemente que al mercado se puede ir a comprar fruta y verdura -normalmente de mejor calidad- y sin tener que sortear pasillos con productos procesados y toneladas de azúcar.

De todos modos, quienes quieran consolarse con un dato que sí es realmente bueno, ahí va: seguimos tirando mucha comida, pero bastante menos que el año pasado. Eso sí que es algo esperanzador, porque lo de que comemos sano y equilibrado mucho nos tememos que está bastante lejos de ser real.

Y, ahora en serio, ¿la ensalada verde es lo que más compramos y comemos, o es sólo un farol de las familias que participan en este tipo de estudios?

2 COMENTARIOS

  1. Si los mercados no tuviesen *JUSTO* el mismo puñetero horario de apertura que el horario laboral del 90% de los consumidores, quizás más gente iría. El supermercado suele estar abierto de 10 a 22. O de 9 a 21.

    El pequeño comercio, en general, tiene el mismo horario de apertura que el laboral de sus clientes. Así no se puede.

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